TERUEL
Viajamos hasta Teruel para conocer la sorprendente historia que esconde su Catedral de Santa María de Mediavilla. ¡No te dejará indiferente!
Es el momento más que perfecto para poner rumbo a Teruel, donde encontramos un gran número de construcciones y monumentos que no dejan absolutamente indiferente a nadie. Un claro ejemplo lo encontramos, precisamente, en la Catedral de Santa María de Mediavilla.
En la actualidad, es considerada como Bien de Interés Cultural y fue declarada Monumento histórico-artístico en junio de 1931. Lejos de que todo quede ahí, cabe destacar que desde 1986, tanto la torre como el cimborrio y la techumbre son nada más y nada menos que Patrimonio de la Humanidad.
En la parte inferior se abrió un paso en forma de bóveda de cañón, para que pudiese ser utilizado por los transeúntes. Entre sus numerosas características, esta torre destaca por ser una de las más antiguas de estilo mudéjar de España. Es de planta cuadrada y cuenta con tres cuerpos que están perfectamente decorados tanto con azulejos como con cerámica vidriada. ¡Es espectacular!
En la segunda parte del siglo XIII, el alarife Juzaff ordenó la reestructuración de la antigua obra románica. Así pues, no tardó en dotar al edificio de nada más y nada menos que tres naves de mampostería y ladrillo. Esto hizo posible que mejorase, considerablemente, esa estructura de estilo románico que se erigió en el siglo XII.
Otro año a destacar en la historia de esta Catedral de Teruel nos hace viajar a 1423. Por aquel entonces, el Papa Benedicto XIII, de origen aragonés que era conocido como Papa Luna tuvo a bien elevar su rango a Colegiata. Fue uno de los grandes puntos de inflexión en la historia de este templo.
Años después, concretamente en 1587 y coincidiendo con la creación de la Diócesis de Teruel, fue promovida a Catedral y, por ende, se consagró como tal. No podemos dejar de mencionar que, en 1909, se abordó la construcción de una fachada en estilo neomudéjar, siendo obra de Pablo Monguió.