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NAVARRA

Cerco de Artajona: la fortificación que fue capital de un reino

El cerco de Artajona es una de las fortificaciones más espectaculares de Navarra. Lo que pocos saben es que este lugar fue capital de todo un reino. ¡Esta es la historia!

Cerco de ArtajonaImagen de Ángel M. Felicísimo en Wikipedia, licencia: CC BY 2.0

En mitad de esa línea imaginaria que podemos trazar y que une a Estella con Olite podemos encontrar un espectacular conjunto amurallado. Estamos ante el Cerco de Artajona que, pese a tener unos siete siglos de historia, despliega su iglesia-fortaleza y sus murallas a lo largo de un espectacular cerro.

Esta imagen, tan imponente como poderosa, nos hace viajar directamente a la época medieval. Se construyó como consecuencia de los conflictos entre religiones que estaban teniendo lugar en el siglo XI. Eso sí, lo que hoy apreciamos pertenece en su mayoría a otra etapa, la de los siglos XIII y XIV.

Artajona es un pueblo que cuenta con muchísima historia a sus espaldas. Esta zona llegó a estar habitada en la época prehistórica, algo que queda demostrado por esos dólmenes que se encuentran cercanos, como son los de la Mina de Farangortea y, por supuesto los de Portillo de Enériz. Los romanos también se hicieron con esta tierra, aunque su rastro desapareció en la etapa visigoda.

Cerco de Artajona | Imagen de Diego Delso en Wikipedia, licencia: CC BY-SA 4.0

A pesar de todo, es evidente que los conflictos territoriales con los musulmanes en el siglo VIII hicieron que tuvieran que enfrentarse a prácticamente 300 años de guerra. Por lo tanto, Artajona no duraba mucho tiempo en manos de nadie, por lo que se tomó la decisión de dejarlo en manos monásticas. Es entonces cuando, en 1086, surgió el Cerco de Artajona.

Desde ese momento, la relación con tierras francesas fue bastante fuerte. Aunque era algo habitual en el Reino de Navarra, en este lugar se notó especialmente. De esa primera fortificación medieval casi no hay restos. Durante esa primera fase de su nueva etapa consiguieron consolidar su poder y, por tanto, también prosperar. Es entonces cuando la iglesia logró hacerse cargo de parte del territorio donde se incluían, a su vez, villas.

Cerco de Artajona | Imagen de Diego Delso en Wikipedia, licencia: CC BY-SA 4.0

Por aquel entonces, Doña Urraca (“La Asturiana”) se convirtió en monarca del brevísimo reino de Artajona. Recordemos que fue hija ilegítima del rey Alfonso VII de León, pasando a ser reina consorte en Pamplona. Artajona, junto a Olite y otras villas, fue un territorio completamente diferente entre los años 1144 y 1158. Doña Urraca gobernó en solitario desde 1150, cuando falleció su marido. Tan solo unos años después regresó a Asturias para hacer frente a sus nuevas responsabilidades.

El relevo fue cogido por Sancho III de Castilla, su hermanastro. Es entonces cuando en el año 1157, el monarca alcanza la gloria al ser coronado como rey de Castilla. Eso sí, la alegría le duró bastante poco, tan solo un año. Es lo que tardó en morir. Sancho III generó un enorme vacío de poder que fue aprovechado por un noble, Sancho IV. Él fue el primer rey de Navarra y quien devolvió Artajona a su territorio. Así puso fin a este efímero pero intenso reino.