SALAMANCA
Viajamos hasta Salamanca para conocer la historia del Convento de las Agustinas e Iglesia de la Purísima. ¿Cuáles fueron los motivos para construir ambos edificios?
Salamanca es una de las ciudades más bonitas que podemos encontrar en España. No solamente llama poderosamente la atención por sus leyendas e historias, sino también por sus monumentos y construcciones. ¡Es sencillamente espectacular! Es el momento de adentrarnos en la historia del Convento de las Agustinas y la Iglesia de la Purísima, un conjunto conventual de clausura que está situado en el centro histórico de la ciudad.
Tal es su belleza que en abril de 1935 fue declarado Monumento Nacional. Para conocer la historia que hay detrás del Convento de las Agustinas y la Iglesia de la Purísima debemos viajar al año 1636. En ese momento Manuel de Zúñiga y Fonseca, que ostentaba el título de Conde de Monterrey, fundó este convento con un fin muy concreto.
¿En qué consistía? Que albergase a Inés Francisca de la Visitación, su hija. Ella fue, de hecho, priora de este Convento, situado frente al Palacio de Monterrey. Las obras no terminaron hasta 1687. En cuanto a la Iglesia de la Purísima, que es la parte que se puede visitar de esta construcción, se erigió porque el conde la imaginó como capilla funeraria tanto para él como para el resto de su familia.
El Convento de las Agustinas y la Iglesia de la Purísima, a través de sus características
Para comenzar, debemos tener en cuenta que esta iglesia cuenta con una planta de cruz latina, una nave y diversas capillas. La construcción comenzó en 1636, y todo por diversas trazas realizadas por Bartolomeo Picchiatti. Eso sí, Cosimo Fanzago fue el que posteriormente se encargó del diseño de los retablos, tumbas, púlpito y hasta de las puertas de entrada.
Una de las cuestiones que más llama la atención de esta iglesia es su fachada, entre otros motivos, por su imponente pórtico. Éste tiene una longitud aproximada de 33 metros, con tres cuerpos perfectamente separados. En cuanto al interior, debemos mencionar el Retablo Mayor realizado en mármol, en el que destaca el cuadro de la Inmaculada Concepción de José de Ribera.
Uno de los puntos fuertes de esta Iglesia de la Purísima, situada junto al Convento de las Agustinas, es que tiene un grandísimo número de pinturas. Y todas ellas con un enorme valor. Ya que no solo encontramos obras de José de Ribera, sino que también de Giovanni Lanfranco, Frances Francesco Bassano y Massimo Stanzione. Como dato curioso, debemos tener en cuenta que en 1657 se desplomó la cúpula original de la Iglesia de la Purísima. Por ese mismo motivo, se llevó a cabo un intenso proceso de reconstrucción del que estuvo a cargo Fray Lorenzo de San Nicolás.