Extremadura
Medellín, lugar ubicado en la provincia de Badajoz, cuenta con un castillo medieval absolutamente espectacular. Esta es su historia.
El castillo de Medellín es, sin lugar a dudas, una de las fortalezas más espectaculares que podemos encontrar en España. Data del siglo XIII y está perfectamente ubicado en un cerro próximo al municipio de Medellín, a poco más de 100 kilómetros de la ciudad de Badajoz. Eso sí, se encuentra a tan solo 44 kilómetros de Mérida, así como casi 90 kilómetros de la ciudad de Cáceres.
Por lo tanto, esta fortaleza medieval está situado en una colina, próxima al río Guadiana. Tal es su belleza y su importancia a nivel histórico y cultural que, en 1931, este castillo de Medellín fue declarado como Monumento Histórico Artístico. Algo muy merecido, desde luego. Ahora bien, ¿cuál es la historia tras esta fortaleza? ¿Por qué se mandó construir? ¿Qué ocurrió en ese lugar? Es hora de descubrirlo.
La historia tras el Castillo de Medellín
Debemos tener en cuenta que el origen de esta ciudad data del año 74 d.C, cuando el Imperio Romano decidió establecer en ese mismo lugar un campamento. Es fue el origen de lo que hoy en día conocemos. Bien es cierto que, en diversos escritos, podemos encontrar referencias a esta fortaleza.
Desde Al-Bakrí (siglo X) hasta Al-Idrisi (siglo XII), decían que este lugar era de los más poblados de la zona, por lo que tenía una gran importancia en muchos aspectos. En 1234 tuvo lugar la reconquista de este castillo, por parte del monarca Fernando III el Santo. Desde entonces, durante el siglo XIX, este lugar tuvo varios dueños. Esto hizo que hubiera varios desperfectos y destrucciones, con sus posteriores reformas. Cuando Alfonso de Alburquerque se encontraba a los mandos de la fortaleza, el rey Pedro I mandó destruirla. ¿La razón? Alfonso le había recriminado una supuesta infidelidad a su mujer, Leonor de Aragón. Al parecer, el monarca tenía ciertos encuentros con María de Padilla.
Enrique II, en el año 1357, decidió reconstruir este castillo. Bien es cierto que su forma definitiva no llegó, aproximadamente, hasta la segunda mitad del siglo XV. Por aquel entonces, el dueño de la fortaleza era Rodrigo de Portocarrero Monroy (conde de Medellín). Por su persona, podemos encontrar ese escudo que corona la puerta gótica de la parte occidental. Cuando murió, la cabeza de la casa empezó a ser su viuda: Beatriz de Portocarrero.
Una de las grandes características de Beatriz es que era muy belicosa, por lo que el Castillo de Medellín fue protagonista de una gran cantidad de enfrentamientos. Debemos tener en cuenta que, además, en los conflictos sobre la sucesión de la Corona de Castilla que tuvieron lugar entre 1475 y 1479 ella apostó firmemente por Juana la Beltraneja. Lo mismo ocurrió con gran parte de la nobleza de esta zona.
¡Pero no todo queda ahí! Ya que también hubo fuertes enfrentamientos entre el rey Enrique IV y su hermano, don Alfonso. Por lo tanto, el Castillo de Medellín tuvo que experimentar una serie de medidas para tratar de mejorar en muchos aspectos, pero sobre todo en defensa. Estamos, por tanto, ante una fortaleza que no solo se ha convertido en todo un símbolo de Extremadura, sino que ha sido testigo de numerosos hechos que han marcado un punto de inflexión en nuestra historia.