PISCINA CON VISTAS
Está situada en la ladera de una montaña y cuenta con una grada desde la que se puede ver gran parte de la ciudad
Todas las ciudades tienen piscinas municipales a las que ir a refrescarse durante los meses de verano. Barcelona no iba a ser la excepción, pero es que, además, tiene una desde la que se puede disfrutar de unas vistas fascinantes de la ciudad. Hablamos de la Piscina Municipal de Montjuïc, en ocasiones llamada la piscina olímpica, y con toda la razón del mundo.
El recinto está formado por dos piscinas exteriores, una de 25x33 metros habilitada para los bañistas, y otra piscina con trampolines para practicar saltos. Pero lo cierto es que no siempre ha tenido la misma distribución. Antiguamente, cuando abrió sus puertas en el año 1925, tenía solamente una piscina. Fue después, cuando la ampliaron para que se disputaran allí los Juegos Mediterráneos de 1955, cuando se añadió una nueva.
Pese a eso, todavía faltaban unos años por aquel entonces para que se pudieran practicar allí competiciones de saltos. De hecho, las obras para ello dieron comienzo en el año 1990, pensando también en acoger la fase preliminar del torneo de waterpolo de los XXV Juegos Olímpicos. En ese momento se derribaron las piscinas anteriores y se construyeron las dos nuevas, las que se mantienen hoy en día.
También a raíz de las obras de 1990 se instalaron unas gradas en el lado sur, puesto que así podrían asistir espectadores a las competiciones previstas. Pero lo cierto es que esas gradas también han tenido otra utilidad: ofrecer asiento a los ciudadanos que se acercan hasta la Piscina Municipal de Montjuïc no solo a refrescarse, sino también a contemplar la ciudad.
Al estar situada en la parte alta de la urbe, en la ladera de la montaña de Montjuïc, esta piscina municipal de Barcelona tiene la ciudad a sus pies. Desde allí se pueden observar monumentos como la Sagrada Familia, el emblema de Barcelona, pero también otros edificios conocidos.
Contemplar las vistas durante el día es precioso, pero lo es todavía más al atardecer. ¿Lo mejor? Que hay un bar allí mismo para pedir algo de comer y beber mientras se acerca la hora de la puesta de sol. También es un lugar idóneo para coger un poco de sombra, porque eso sí, la piscina no tiene demasiados espacios cubiertos.