Descubre Cardona
Un núcleo histórico, un castillo y toneladas de sal: eso es lo que te espera durante el paseo por uno de los pueblos más bonitos de Barcelona.
Cardona es un bonito pueblo medieval situado a más o menos una hora de Barcelona y por el que merece la pena perderse. Para empezar, cuenta con un casco histórico que nos dice mucho de la importancia que tuvo la ciudad durante la Edad Media. Y es lo primero que vamos a conocer en nuestro recorrido virtual.
En el Centro Cardona Medieval nos espera un tesoro muy bien guardado. Se trata de la carta de población de Cardona, que es nada más y nada menos que un documento con fecha del año 986. Así, no te sorprenderá saber que es la carta de población más antigua de toda la Península Ibérica. Y en ella se cuentan los privilegios de los que disfrutarán aquellos que decidan habitar esa tierra hostil. Entre esos privilegios, está la oportunidad de coger un poco de la mucha sal que tiene Cardona.
El paseo continúa por la plaza del Mercado, uno de los puntos más antiguos de Cardona. Es en esa plaza donde los mercaderes se hicieron con sus casas muchos años atrás. Y hoy en día siguen en pie algunas como Casa Mas o Casa Vilar. Además, es en la plaza del Mercado donde cada domingo se celebra un mercadillo. Pero también se pueden ver puestos por el resto de calles, ya que algunos comerciantes sacan sus mejores gangas al exterior. La Iglesia de San Miguel de Cardona se mantiene prácticamente intacta desde 1397, y es otro de los lugares que no puedes perderte si decides conocer el centro histórico de Cardona.
Pero como decíamos en la introducción, este pueblo de Barcelona es mucho más que su casco antiguo. Así pues, toca el turno de descubrir el Castillo de Cardona. El papel que tuvo esta fortaleza durante la historia medieval del pueblo fue muy destacado. Así, data del siglo IX, cuando Wifredo el Velloso lo fundó para proteger la zona de los musulmanes y, a su vez, explotar la montaña de sal.
Y es que como ya anunciábamos antes, Cardona es un pueblo muy 'salado'. Y no solamente porque visitarlo sea de lo más agradable y satisfactorio, sino también porque posee una gran montaña de sal. En la Edad Media esto era muy importante. La sal, para ellos, era como oro blanco. Incluso se llegó a utilizar como una moneda de pago. Y aunque ahora ya no tengo el mismo valor económicamente hablando, la montaña de sal de Cardona sigue siendo única en el planeta.
Se trata de una formación geológica que cuenta con dos placas tectónicas que ejercen tal presión que provocan que los sedimentos salinos formen una montaña de 120 metros de altitud. Pero eso no es todo, sino que esta montaña nace 2 kilómetros bajo tierra. Así, bajo la montaña nos encontramos con unas minas de sal que se abrieron en 1920. De hecho, en aquel momento se convirtieron en unas de las minas de sal potásica de mayor importancia en el planeta. Cuando llegó la década de los 90 ya se habían excavado unos 1300 metros de profundidad y más de 300 kilómetros de galerías. Y es que hubo temporadas en que trabajaron allí más de 1000 mineros a la vez.
Por supuesto, estas minas pueden visitarse. Se pueden recorrer con una visita guiada de aproximadamente una hora de duración que nos invitará a conocer unas galerías saladas como pocas hay en el mundo. Y resulta muy curioso, porque las estalactitas y estalagmitas, que incluso gotean sal, crean un entorno mágico. Por eso no es extraño que muchos colegios organicen excursiones para que los niños conozcan de primera mano estas impresionantes minas.