SORIA
Viajamos hasta la provincia de Soria, concretamente hasta Casillas de Berlanga, para conocer la historia de la Ermita de San Baudelio.
Es el momento más que perfecto para poner rumbo a Castilla y León, concretamente a la provincia de Soria. Es una zona rica en construcciones, monumentos y rincones que, desde luego, no dejan absolutamente indiferente a nadie. Un claro ejemplo lo encontramos, precisamente, en la Ermita de San Baudelio.
Se trata de una ermita mozárabe situada en el pueblo de Casillas de Berlanga. Esta construcción, inevitablemente, suscita un enorme interés no solamente por su arquitectura, sino también por sus espectaculares pinturas románicas. De hecho, generó mucha controversia que se retirasen numerosas de esas pinturas murales que, en la actualidad, se conservan en varios museos de Estados Unidos y hasta en el Museo del Prado.
La Ermita de San Baudelio, a través de su historia
Para empezar, debemos saber que la construcción de esta Ermita nos hace viajar, aproximadamente, al año 1060. Por aquel entonces, Fernando I tomó Gormaz, Aguilera, Berlanga, Vadorrey y Bordecorex, que se encuentran en el camino que nos lleva a Medinaceli, indudable centro defensivo de la frontera musulmana en el siglo X.
Es importante tener en cuenta que no se conoce con exactitud cuál es su origen. A pesar de todo, sí que quedó documentado, en 1136, el traslado de la jurisdicción de la ermita, así como el monasterio, a la diócesis de Sigüenza. Una de las tantas curiosidades que esconde esta construcción, nos hace dirigirnos a la gruta a la que se accede por la esquina sur del interior del templo.
Este lugar llegó a servir como habitáculo de carácter espiritual para algún que otro eremita. En las proximidades de esta gruta, así como del manantial que brota, se organizó un cenobio a finales del siglo X, por el que pudo haber quedado adscrito a la advocación de San Baudelio. Según dice la leyenda, los que fueron discípulos de este Santo, habitaban parajes ubicados en inmediaciones de fuentes para evocar el lugar donde San Baudelio fue enterrado.
Es necesario saber que, durante un tiempo, el culto estuvo suspendido en esta Ermita. Es más, llegó a ser utilizada como un lugar idóneo para guardar diversos rebaños de ovejas. No fue hasta 1917 cuando esta construcción fue declarada Monumento Nacional. A pesar de esto, no se pudo evitar que diversas pinturas de la ermita, propiedad de varios vecinos del pueblo, fueran malvendidas a marchantes. Una parte se recuperó, que es la que se expone en el Museo del Prado.
Un año a destacar es 1949, cuando la Ermita fue adquirida por nada más y nada menos que la Fundación Lázaro Galdiano, y posteriormente donada al Estado. Gracias a esto, se llevó a cabo una meticulosa restauración (hasta tal punto de arrancar varias pinturas para poder ser tratadas en talleres especializados), por la cual podemos disfrutar, en la actualidad, de una auténtica joya.