Zamora
Es el momento de que descubras, de primera mano, la historia de Castrotorafe, dónde se encuentra y, sobre todo, su espectacular castillo.
Para conocer esta historia debemos trasladarnos a San Cebrián de Castro (Zamora), donde podemos encontrar las ruinas de Castrotorafe, una antigua ciudad. Este emplazamiento, denominado “Zamora la Vieja” fue localizado en el siglo XII. Estamos ante un asentamiento de carácter medieval y meramente defensivo, que llegó a surgir en la misma orilla del río Esla.
Muchos son los investigadores que creen que, de este lugar, surgió un antiguo pueblo romano. Lo que es un hecho es que Castrotorafe, en el año 1129, tanto Alfonso VII como su mujer concedieron fuero y, por si fuera poco, delimitaron su alfoz. Por lo tanto, estábamos ante un lugar completamente fortificado, así que de esta época era esa primera muralla que rodeó la villa.
Nos deja claro que este lugar fue muy importante a lo largo de la historia, por su situación geopolítica. Entre otras cuestiones, porque era el punto desde donde se controlaba el río Esla, a su paso entre Galicia y Castilla. Lejos de que todo quede ahí, cabe destacar que en el año 1176, la Orden de Santiago tuvo el privilegio de recibir Castrotorafe como una donación real. En ese tiempo, pasó a ser villa pero también es cierto que no existe vestigio alguno de que hubiera un castillo.
Esta edificación mandó ser construida antes del año 1319, por el infante Don Juan. Se decidió hacer nada más y nada menos que un doble muro en escuadra (se conserva el frente sur en la actualidad), así como tres torres. Lo que se conoce como la torre del ángulo era lo que podría ser la del homenaje, pero tan solo se conserva una pared.
Poco tiempo después, Castrotorafe volvió a las manos de la Orden de Santiago. El protagonismo, una vez más, llegó durante la guerra de Sucesión de Enrique IV, donde se enfrentaron los futuros Reyes Católicos con la princesa Juana y Alfonso V, rey de Portugal.
Tan solo un tiempo después, en pleno siglo XV, decidieron comenzar las obras para reforzar el castillo. Entre otras cuestiones, se decidió adaptar la vieja fortaleza al empleo de la artillería. El castillo, al parecer, hasta el siglo XVI estuvo en bastante buen estado de conservación, hasta que a principios del siguiente siglo continuaron haciendo reparaciones.Finalmente, a pesar de los esfuerzos, el castillo quedó completamente abandonado y, por tanto, en ruinas. En la actualidad tan solo se pueden observar restos de los lienzos de esa muralla, que fueron construidos en mampostería pizarrosa y mortero. La superficie era de más de 4.700 metros cuadrados, incluyendo las murallas, la ermita y el castillo.
Es cierto que lo que mejor está conservado, de todo, es el castillo. El interior es el que está arruinado y se aprecia cómo está construido con diversos materiales. Si hablamos de la iglesia parroquial tan solo queda en pie un muro de mampostería, por lo que solo nos sirve para ver dónde se encontraba este templo dentro del recinto.
Cabe destacar que este lugar es de acceso completamente libre. De esta manera, se ha convertido en uno de los rincones más visitados y sorprendentes de la provincia de Zamora, no solamente para los amantes de la arqueología, sino también para los de la historia, la naturaleza ¡y la fotografía!