Patrimonio cultural
La Península Ibérica ha sido hogar de diversas culturas. Durante las primeras centurias de la nueva era, cristianos, musulmanes y sefardíes cohabitaron el mismo territorio. Muestra del paso de los judíos por nuestro país son las juderías que hoy podemos ver en algunas ciudades de España.
Sefarad es el topónimo bíblico con el que el pueblo judío se refería a la península bíblica. Ya desde antiguo hay referencias de presencia de este pueblo en nuestro territorio, pero su presencia aumenta durante la Edad Media y perdura hasta su expulsión en 1492. Fruto de ello es la presencia de juderías, sinagogas y una inabarcable cultura inmaterial (gastronomía, vocabulario….).
Sin duda, la capital califal y centro de Al-Andalus, Córdoba, atrajo a una importante comunidad judía que posteriormente fue mermada por bereberes y la conquista cristiana. Su sinagoga y perderse por sus calles es algo imprescindible para el viajero que quiera conocer estar cultura y sentirse como el filósofo judío Maimónides paseando por este barrio de estrechas calles y paredes encaladas de blanco.
Del sur peninsular viajamos a la ciudad de Gerona. Esta judería es una de las mejor conservadas de nuestro país y sigue conservando vida y misterio oculto en su entramado de calles como se nos muestra en la película El Perfume, rodada en la ciudad. Esta ciudad conserva un museo sobre la cultura judía en el que el viajero puede conocer las historia de estos habitantes de la ciudad.
Otra judería que tuvo mucha vida en época musulmana y cristiana fue la de la ciudad de Cáceres. Destacar que esta ciudad tenía fuero propio para estos habitantes y se les permitía jurar sobre la Torá. La curiosidad de esta judería radica en que existen unos baños que pudieron de ser de uso compartido para ciudadanos judíos y musulmanes, algo único y significativo.
En el reino de Navarra, en la histórica ciudad de Estella, aparece una pequeña judería de gran belleza. En esta se conservan restos de sepulcros, escasos en la península, aunque la sinagoga fue destruida y sobre ella se constuyó de Santa María Jus del Castillo. En esta judería, la antigua o la nueva, nos ayuda a hacernos una idea de la presencia judía en este pueblo y de cómo las juderías eran aisladas del resto de la villa mediante murallas y, en muchas ocasiones, convertidas en guetos.
Por último, la capital sefardí en la península, conocida como la Jerusalén de Occidente. Toledo tiene una gran judería y, dentro de ella, destaca la sinagoga de Samuel Leví o Sinagoga del Tránsito. Actualmente es una de las joyas artísticas de la ciudad y acoge al museo de cultura sefardí. Parada indispensable para conocer esta cultura de la que hemos hablado. Destacar que estos judíos formaron el grueso de la Escuela de Traductores de Alfonso X.