España
Descubrimos en Huelva más de 2.100 metros de galerías subterráneas debajo de la Sierra de Aracena. Una maravilla de la naturaleza que no deja a nadie indiferente.
Las maravillas que muestra a sus visitantes Andalucía es difícil contarlas con los dedos de las manos, al igual que las que esconde. Y Huelva es una de las provincias más atractivas. De ella conocemos su tranquilidad, sus paisajes de pequeños pueblos llenos de encanto, las espectaculares playas, a los lugareños famosos que ha visto nacer, sus días de sol y su tradición marinera.
Pero, la provincia onubense también cuenta con tesoros ocultos al menos a simple vista. Joyas que no se encuentran sobre la superficie sino en el subsuelo de esta zona geográfica rica en fauna, en flora y también en verdaderas maravillas, literalmente. Algunas visitas son imprescindibles para los viajeros que quieran conocer toda la esencia de la zona, desde dentro, sin prisa y con ganas de observar, admirar y deleitarse. La Gruta Maravillas es una de ellas, una de las preferidas por los más curiosos e intrépidos, y tiene el nombre que tiene porque se lo ha ganado a pulso.
Tan solo es necesaria una visita, casi incluso echar un vistazo para sentir que uno se está adentrando en un lugar mágico, oculto a los rayos de sol pero abierto para nuestro goce. Esta gruta tan especial está compuesta por un poco más 2.100 metros, aunque solo 1.200 de ellos son transitables. Se puede visitar desde 1914 y está situada debajo de la Sierra de Aracena y dividida en tres niveles diferentes, entre los que se han creado caminos de rocas calizas sobre los que se puede caminar y conocer la gruta. Hay quienes dicen que su descubrimiento fue obra del azar y también de un pastor que se llamaba Blas y que, en busca de una de sus ovejas, llegó a este lugar deslumbrante.
Pero otros afirman que fue el mismo equipo que descubrió la antigua mina del cerro, los responsables de dar con la gruta. Lo curioso y también cómodo es que se encuentra en el pueblo de Aracena, contrastando con las casas típicas encaladas de la localidad y las calles sinuosas empedradas. Desde el primer momento en el que se entra en ella, uno en consciente de que va a admirar algo fuera de lo corriente.
A la Gruta Maravillas se entra a través de una puerta de hierro forjado, una pequeña escalera y alguna que otra galería y, al llegar al epicentro de la gruta, uno se queda durante unos instantes sin palabras, inmóvil, tan solo admirando el entorno. La Gruta Maravillas es húmeda, compuesta por caminos laberínticos repletos de estalactitas, estalagmitas, columnas, gours, cortinas y pisolitos entre otras formaciones. Resulta curioso pensar que todo ello ha sido obra del tiempo, la naturaleza y elementos como el agua, pero lo cierto es que disfrutarlo es un auténtico privilegio, por suerte, al alcance de muchos.
La gruta permanece abierta todos los días, admitiendo cada jornada a 1000 personas en visitas por grupos de una duración de 45 minutos. En ella se escucha cada gota, cada leve movimiento que repetida y constantemente es el responsable de la erosión de todos los rincones de la gruta. Su belleza es tan impactante que inspira y asombra. La Gruta Maravilla parece sacada de otro mundo pero está en el nuestro esperando a ser visitada.
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