MADRID
Viajamos hasta Madrid para conocer el origen y la historia que esconde la espectacular Ermita de la Virgen del Puerto.
Es el momento perfecto para poner rumbo a la capital de España, donde podemos toparnos con un gran número de construcciones y monumentos que no dejan absolutamente indiferente a nadie. Un claro ejemplo lo encontramos en la conocida como Ermita de la Virgen del Puerto, situada en las inmediaciones del Palacio Real.
Se trata de una impresionante obra de Pedro de Ribera y se erigió entre los años 1716 y 1718 tras el empeño de Francisco Antonio de Salcedo y Aguirre, primer Marqués de Vadillo que, por aquella época, desempeñaba el papel de corregidor en Madrid. Durante la Guerra Civil, esta Ermita sufrió gravísimos daños. Es más, la decoración interior y la Imagen de la Virgen fueron destruidas. Durante siglos, fue el destino de la romería que se hacía en la capital en honor a la Virgen del Puerto, de la cual surgió la conocida como Verbena de la Melonera.
El origen de esta construcción nos hace viajar a la época del reinado de Felipe V, cuando Francisco Antonio de Salcedo y Aguirre era corregidor de Madrid. Fue él quien ordenó a Pedro de Ribera una gran labor, como era nada más y nada menos que embellecer y ordenar los alrededores del viejo Alcázar.
La primera gran obra que hizo Pedro de Ribera fue, precisamente, la ordenación de ese terreno que había entre el Campo del Moro y el Manzanares, al que se llamó Paseo de la Virgen del Puerto. Y todo en honor a la patrona de Plasencia, ciudad en la que el primer Marqués de Vadillo fue corregidor durante siete años. En ese periodo de tiempo, desarrolló una profunda devoción hacia esta Imagen.
El encargo del Marqués fue doble: por un lado el edificio y, por otro, el paseo. Las obras de la ermita finalizaron en 1718 y no fue hasta el 7 de septiembre cuando, de forma oficial, se solicitó el permiso para poder trasladar la Imagen desde el Colegio Imperial hasta este nuevo templo. El día 10 de ese mes se llevó a cabo una procesión y, al acto, asistieron tanto el Ayuntamiento como grandes de la Corte, el Cabildo y otras celebridades de la época.
Durante el reinado de Carlos III, el paseo (actual Virgen del Puerto) se elevó y se construyó una escalera para tratar de salvar ese desnivel que había entre el propio paseo y la ermita. En 1780 se dio el paso de construir casas en los alrededores del templo, por lo que se procedió a urbanizar la zona.
Pero si hay una época a destacar en la historia de esta ermita es la que tiene estrecha relación con la Guerra Civil. En el año 1936, la Ermita fue asaltada y quedó muy dañada. De hecho, hasta llegaron a perderse los retablos originales. Al fin y al cabo, la construcción se encontraba en las inmediaciones de un frente de batalla que duró prácticamente dos años y medio.
Tras el final de la guerra, esta Ermita estaba tan destruida por el impacto de proyectiles que solamente quedaban en pie sus muros maestros y la cúpula ochavada. También quedó hecha pedazos la Imagen de la Virgen del Puerto, por lo que ordenaron una nueva al escultor Víctor González Gil. En 1945, esta construcción fue declarada Monumento Nacional y se procedió a su reconstrucción. Se volvió a inaugurar en 1951.