TOLEDO
Viajamos hasta Toledo para conocer la sorprendente historia que esconde el conocido como Monasterio de San Juan de los Reyes.
Es el momento más que perfecto para poner rumbo a la preciosa ciudad de Toledo. Allí encontramos un gran número de construcciones, monumentos y rincones verdaderamente mágicos y de ensueño. Un claro ejemplo lo encontramos en el conocido como Monasterio de San Juan de los Reyes.
Perteneciente a la Orden Franciscana, esta construcción se erigió con el objetivo de convertirlo en mausoleo real. Pero no solamente por eso, sino también para conmemorar la histórica Batalla de Toro (1476), así como el nacimiento del príncipe Juan (1478). Estamos, indudablemente, ante una de las edificaciones más importantes de las erigidas por los Reyes Católicos.
Considerado como uno de los edificios más representativos del gótico toledano, este Monasterio fue ordenado construir por los Reyes Católicos, bajo el patrocinio de Isabel I de Castilla. De hecho, en numerosas documentaciones, llegó a ser llamado como “Monasterio de San Juan de la Reina”. Se decidió dedicarlo a San Juan en memoria de su padre, don Juan.
La creación de un estado de moderno por parte de los Reyes Católicos supuso la fundación no solamente de capillas, sino también de hospitales. Es más, se pudieron acabar obras anteriores como son la Catedral de Toledo o, incluso, la de Burgos. De esta forma, en este Monasterio, encontramos diversos elementos del gótico flamígero, inspirados en grandes artistas como son Juan de Colonia o Enrique Egas. Esta construcción llama la atención por diversas cuestiones pero, sobre todo, porque se muestra la historia de esos monarcas cristianos que unieron fuerzas con el objetivo de hacerse con el control del Reino de Granada.
Es importante destacar que la guardia y custodia de este Monasterio fue encomendada a los Franciscanos de la Observancia. La elección de esta orden no fue producto de la casualidad, ya que esta orden tenía como objetivo alejarse de los lujos y los excesos. Un pensamiento que compartían con los Reyes Católicos.
Un gesto que no pasó desapercibido, puesto que Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón daban la espalda, de forma definitiva, a los considerados Franciscanos Conventuales. Pero, como todo, este gesto de los Reyes Católicos tenía un fin muy claro, que era controlar tanto a los cabildos como al clero aristocrático.
Este Monasterio fue declarado Monumento Histórico-Artístico de interés nacional. Se sabe que Juan Guas fue el arquitecto. Eso sí, su nombre no aparece mencionado hasta 1853 tras el hallazgo de una inscripción en la Capilla de la Iglesia de San Justo y Pastor situada en Toledo. Hasta entonces, se consideraba la autoría anónima. Sin duda, estamos ante una de las construcciones más significativas de la ciudad, ¡y más curiosas!