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España

Hotel España, el Modernismo catalán del siglo XXI

A un paso del Liceo y de las Ramblas, es el mejor ejemplo de restauración adaptada de un palacio modernista del 1900.
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Fueron necesarios catorce meses de obras y restauración para que el Hotel España de Barcelona recuperara su máximo esplendor: el que diseñó Domènech i Montaner al más puro modernismo catalán en 1903. Pero este establecimiento a un paso de las Ramblas y del teatro del Liceo, en la famosa calle de Sant Pau, no nació con los albores del siglo XX, sino mucho antes. Sus puertas abrieron en 1859, como fonda, y poco a poco se acabó convirtiendo en lo que es hoy: todo un hotel urbano símbolo del Modernismo. No hay experto que no destaque la perfecta restauración que allí se realizó en 2011, manteniendo y respetando las ideas originales del arquitecto modernista. Ya el propio vestíbulo da buena cuenta de ello, con una columna en la que no falta una lámpara de latón con varias tulipas y decorada con las figuras de leones de diseño heráldico. Y en el techo, en unos plafones circulares, llaman la atención los emblemas de la cruz de San Jorge, así como de los reinos de Aragón, León y Navarra, y el de Cataluña. Las habitaciones, sin embargo, dan más rienda suelta al estilo contemporáneo. Cuenta con 82, una de ellas suite y otras tres con terraza privada. En ellas destaca una decoración que juega con el blanco y el negro (obra de Mercè Borrell), con muebles de madera oscura y la inclusión de última tecnología como pantallas de plasma o altavoces para cargar y oír los aparatos de Apple. Las salas comunes es otra cosa. El comedor de desayunos, llamado 'La sala de las Sirenas', tiene un fresco pintado en la pared con motivos marinos (conchas, peces...) y protagonizado por sirenas que, paradojicamente, tienen más pierna humana que cola de pez. Y su patio de luces, de estilo decimonónico, mantiene enrejados clásicos que recuerdan a cuando este establecimiento fue ocupado por una congregación de monjas. Su restaurante Fonda España lo firma nada menos que Martín Berasategui y se encuentra en una sala también modernista y recuperada del original. Solo su terraza veraniega es 100% siglo XXI. Se llama Alaire y es perfecta para una copa tras disfrutar de una maravilla del arte catalán de hace más de 100 años.