LOGROÑO
Es el momento de conocer la Iglesia de San Bartolomé, una de las más significativas que podemos encontrar en la ciudad de Logroño.
Viajamos hasta Logroño, capital de La Rioja, para conocer la historia que esconde una de sus iglesias más peculiares y singulares. Estamos hablando, cómo no, de la Iglesia de San Bartolomé. Está ubicada en la plaza que lleva ese mismo nombre y, como curiosidad, es el templo más antiguo de los que actualmente se conservan en Logroño.
Para comenzar, debemos tener en cuenta que consta de nada más y nada menos que tres naves, que están perfectamente separadas por una serie de pilares octogonales. En cuanto a la cabecera, es tripartita, el ábside central es semicircular y, por si fuera poco, existe una capilla que está abierta al lado de la epístola, un lugar realmente privilegiado.
En cuanto al comienzo de su construcción, probablemente fuera en la segunda mitad del siglo XII. De aquella época todavía se conserva la planta, que es románica, así como los tres ábsides y parte de su particular torre. Del siglo XIII destacan tanto los muros como las sencillas crucerías.
Tan solo un siglo después se llevó a cabo una remodelación verdaderamente importante. Por aquel entonces, se decidió cubrir las naves con bóvedas de terceletes y estrelladas. Por si fuera poco, se añadieron una serie de pilares mientras que se edificó un coro alto a los mismos pies. Por lo tanto, son cambios verdaderamente significativos.
En cuanto al interior, llama poderosamente la atención lo sumamente desnudos que están esos muros de sillería. Y es que, debido a que el templo experimentó un gran número de remodelaciones y modificaciones, tanto el retablo mayor como diversos objetos de culto desaparecieron.
En cuanto a las capillas, no podemos dejar de mencionar la de los Márquez, ubicada en ese último tramo de la nave de la Epístola. En ella encontramos dos sepulcros, que datan del siglo XIV situados sobre esculturas de leones. En ellos, quedan representados unos caballeros a través de estatuas yacentes. Aunque no se sabe con exactitud quiénes son, lo cierto es que ya a comienzos del siglo XX eran conocidos como “Los Almendrones”. Algo que continúa en la actualidad.
En la fachada de esta Iglesia, se representan diversos episodios de la vida de San Bartolomé, pero también quedan reflejada la segunda venida de Cristo en el Juicio Final. No podemos dejar de mencionar, como no podía ser de otra manera, la Torre Campanario.
Esta formó parte del impresionante sistema amurallado que tenía Logroño. Está situada sobre el ábside central y, además, tiene cuatro cuerpos. El primero y segundo de ellos nos hace viajar a la Edad Media mientras que, los dos últimos, presentan un estilo mudéjar del siglo XVI.
Un año a tener en cuenta es 1823, cuando se llevó a cabo el conocido como Trienio Liberal. Por aquel entonces, se tomó la firme decisión de suprimir el culto, por lo que esta iglesia empezó a quedar abandonada. El paso del tiempo hizo que fuera utilizada como taller de ebanistería, hospital provisional, carbonera o, incluso, local de telégrafos, entre otras cuestiones.
Se llegó a plantear la opción de destruir esta Iglesia y utilizar su piedra para erigir un teatro. Afortunadamente, en el año 1899, los Jesuitas decidieron ocuparse de esta edificación, salvándola de la ruina. Todo ello mientras, en 1866, se consiguió declarar este templo como Monumento Nacional.