CUENCA
Viajamos hasta Cuenca para conocer la sorprendente historia que esconde la espectacular Iglesia de San Pedro.
Es el momento más que perfecto para poner rumbo a la ciudad de Cuenca. En ella, encontramos un gran número de monumentos, rincones y construcciones que no dejan absolutamente indiferente a nadie. Un claro ejemplo lo encontramos, precisamente, en la conocida como Iglesia de San Pedro.
Este templo está ubicado en la parte más alta de la ciudad y se erigió en el siglo XIII sobre una antigua mezquita árabe. El proyecto inicial albergaba tres naves y torre pero, en los siglos posteriores, se llevaron a cabo diversas modificaciones. Una etapa a destacar nos hace viajar al siglo XV, cuando la Iglesia de San Pedro jugó un papel crucial en las luchas entre el Marqués de Cañete y el obispo Lope de Barrientos.
Todo parece indicar que en 1604 finalizaron las obras de la imponente Capilla de San Marcos, ordenada construir por don Miguel Enríquez quien, por aquel entonces, era capellán de la Catedral de la ciudad. Llama la atención por el espectacular y sorprendente artesonado, de tradición mudéjar.
En el año 1660, se dio el paso de reedificar la torre como consecuencia de su mal estado de conservación. Fue entonces cuando Andrés Martínez, Simón Martínez y Pedro Salinas se encargaron de este cometido. En el siglo XVIII, la Iglesia de San Pedro sufrió una renovación notable, a cargo del reconocido arquitecto José Martín. Destaca, entre otras cuestiones, el imponente artesonado que podemos encontrar en la Capilla de los Condes de Toreno.
En la actualidad, en esta preciosa Iglesia están reflejados tres estilos diferentes: el románico (fachadas laterales), el gótico (ajimez) y el barroco (fachada principal). Entre los muchos elementos de este templo a destacar, llama la atención su interior.
Y no es para menos. Al fin y al cabo, se trata de un sorprendente recorrido por una cornisa denticulada, que se cierra por una cúpula sobre tambor. No podemos dejar de mencionar la portada de esta Iglesia, que cuenta con un arco de medio punto entre pilastras cajeadas, así como nichos avenados, en ambos lados.
El paso del tiempo ha hecho posible que otro de los elementos que más llaman la atención de esta Iglesia de San Pedro sea su torre. Se trata de una obra de Mateo López y está formada por nada más y nada menos que tres cuerpos decrecientes. Eso sí, en el siglo XVIII fue rematada con un cuerpo de campanas.
Sea como sea, lo cierto es que esta Iglesia se ha convertido en una de las construcciones religiosas a destacar de Cuenca. Por ese mismo motivo, si estás pensando en poner rumbo a esta ciudad, déjate llevar por el encanto de este templo que, seguro, te sorprenderá.