Salamanca
Ledesma es un lugar mágico que podrás encontrar en la provincia de Salamanca. Si estás dispuesto a visitar esta localidad, estos son los rincones que no te puedes perder.
Ledesma es uno de los municipios más bonitos que podemos encontrar en la provincia de Salamanca, sin lugar a dudas. No solamente podemos quedarnos fascinados al pasear por sus calles, sino también por sus inmediaciones. Allí podemos encontrar, por ejemplo el puente Mocho o Peñacerrín.
Cabe destacar, históricamente, que los árabes ocuparon la zona allá por el año 713, habitando en la parte monumental de la villa. Poco más tarde, el rey Ramiro II de León conquistó este lugar, aunque la despoblación llegó después de los continuos ataques de Almanzor. Esta zona no se recuperó hasta Fernando II de León.
En esa época, el rey convirtió este lugar en una de las villas más importantes, construyendo una nueva fortaleza, murallas con diversas puertas, ¡y hasta un foso! Enrique IV, a mediados del siglo XV, entregó Ledesma a Don Beltrán de la Cueva, su valido. Así pues, lo nombró como primer conde de Ledesma.
Así pues, la villa incorporó el escudo de la familia Zúñiga al suyo. Por si fuera poco, debemos saber que en el año 1808 se produjo nada más y nada menos que una revolución antifrancesa. En esta contienda fueron destruidos tanto la Fortaleza de Ledesma como el Monasterio de San Nicolás.
Otro dato a tener en cuenta nos hace viajar al año 1840, cuando el ayuntamiento asoció esos míticos verracos vetones encadenados en el pueblo con diversas acciones bélicas por parte del emperador Carlos V. ¿Contra quién? Contra los comuneros de Ledesma. Así pues, para destruirlos, decidieron tirarlos al río y, como era de esperar, ninguno sobrevivió. Ahora bien, sabiendo esta historia, es el momento de descubrir qué lugares debes visitar sí o sí.
Puente Viejo
Si entras a Ledesma desde la carretera SA-305 y, cruzando el río Tormes en paralelo, podemos encontrar el Puente Viejo. Cuenta con una gran altura y data de mediados del siglo XV, probablemente sobre la época de nada más y nada menos que Beltrán de la Cueva. De los cinco arcos ojivales que observamos en la actualidad, tan solo dos de ellos son originales de la construcción. Otro dato es que, hasta el año 1909, cada persona que cruzara ese puente debía pagar el derecho de pontazgo al Conde de Ledesma.
Muralla
Cuando llegas a la parte monumental de Ledesma, te ves rodeado de murallas. Estas tienen origen prerromano, aunque fue ampliado por orden del primer Conde de Ledesma, en el siglo XV. En la parte occidental podemos encontrar nada más y nada menos que la puerta de San Nicolás, del siglo XII. Cabe destacar que es la única de las ocho puertas que, en la actualidad, se conserva.
Plaza Mayor
Destaca, sobre todo, por esos preciosos pórticos castellanos y, cómo no, esas casas de piedra blasonadas. En este lugar podemos encontrar el edificio del Ayuntamiento que, a finales del siglo XV, fue iniciado como fortificación. En este mismo lugar podemos encontrar la conocida como Iglesia de Santa María la Mayor, en el que se sabe que sobre los restos románticos fue construido este templo gótico. Estamos ante un rincón espectacular de Ledesma.
La Alhóndiga
Si continúas tu camino por la calle Beltrán de la Cueva, encontrarás la Alhóndiga que data del siglo XVII. Se trata, sin lugar a dudas, de uno de los edificios más grandes en cuanto a dimensiones. Por si fuera poco, fue fundado por nada más y nada menos que el Obispo Pedro del Campo (natural de Ledesma) en 1580 para poder auxiliar a los más pobres. Muy cerca de este lugar también encontramos el Hospital de San José, que guarda algo tan sorprendente como una escultura de la Sagrada Familia, bajo una hornacina.
Castillo de los Duques de Alburquerque
Se inició, bajo el mandato de Fernando II de León, en el último tercio del siglo XII. Eso sí, la reforma la realizaron tanto Beltrán como Francisco de la Cueva, condes de Ledesma, en la última mitad del siglo XV. Tan solo vemos una mínima parte de esa espectacular que tuvo en su época, ya que se ha perdido toda la muralla que cubría esa fortaleza, así como los accesos y torreones que comunicaban este castillo con un edificio cercano.
El Menhir del Mirador
Justo al entrar en la villa de Ledesma podemos encontrar un precioso mirador y, en él, nada más y nada menos que un Menhir. Es un monolítico, de piedra granítica, que genera diversas opiniones. Lo que es un hecho es que han llegado a apreciar ciertas escrituras en él. Aun así, su autenticidad es bastante discutida, sobre todo por la zona en la que se encuentra. No es muy común.