ASTURIAS
Es el momento de conocer la historia tras la Madre del Emigrante, una de las estatuas más significativas que podemos encontrar en Gijón.
No es ningún secreto que Gijón es una de las ciudades que más nos sorprende del norte de nuestro país. Y siendo honestos, no es para menos. Una de las estatuas que siempre logra captar la atención de los visitantes es, sin lugar a dudas, la de la Madre del Emigrante. Una escultura que guarda una historia de lo más especial.
Todo comenzó en el año 1958, cuando se llevó a cabo el primer Congreso de Sociedades Asturianas. Por aquel entonces, Cecilio Olivier Sobera era el alcalde. Fue él a quien le propusieron la creación de un monumento que rindiera homenaje a las madres de los emigrantes. La propuesta es aceptada por lo que el Ayuntamiento, junto al consulado de Cuba, se pone en marcha para su creación. Tras debatirlo mucho, se decidió convocar un concurso para que la escultura fuera realizada por algún artista hispanoamericano.
No fue hasta marzo de 1964 cuando se formó el jurado y se compartió el deseo de realizar este concurso. El resultado se daría a conocer meses más tarde, concretamente en junio. Se recibieron casi un centenar de bocetos y maquetas. A pesar del interés, y por diversas cuestiones, se tuvo que posponer este proyecto.
En 1967 volvió a retomarse, escogiendo a Ramón Muriedas Mazorra como creador de la obra. El sitio escogido para su emplazamiento era el Cerro de Santa Catalina. En esta ocasión, los bocetos se compartieron en el IV Congreso Mundial de Sociedades Asturianas. Se recibieron opiniones muy negativas, ya que creían que la escultura era demasiado moderna. Fernando Castevany y Enrique Álvarez-Sala Morís eran los arquitectos involucrados, junto a Muriedas, en este proyecto que volvió a paralizarse hasta 1969. Es entonces cuando el Ayuntamiento de Gijón decidió destinar fondos propios para poder realizar esta escultura, de una vez por todas.
Muriedas tuvo que hacer un nuevo boceto y, en esta ocasión, deja atrás el Cerro de Santa Catalina para emplazar este monumento en el Rinconín. Tras muchos esfuerzos, esta escultura fue inaugurada en septiembre de 1970, coincidiendo con el V Congreso Mundial de Sociedades Asturianas.
A este acto de inauguración acudieron diversas personalidades del momento, como el alcalde de Gijón, el gobernador civil de Asturias y, cómo no, el Presidente del Congreso Mundial de Sociedades Asturianas, entre otras personas. Después de su inauguración, la escultura recibió un gran número de críticas. Volvieron a asegurar que se trataba de una figura de lo más moderna y que, evidentemente, esperaban algo más clásico.
Una escultura que ha tenido que ser reparada en varias ocasiones
Debemos tener en cuenta que tan solo 6 años después de que se inaugurase la escultura, en 1976, un explosivo dañó la parte inferior de esta estructura. Por ese mismo motivo, se decidió pintar la zona afectada para cubrir, en cierta manera, el daño ocasionado. Después de sufrir esta explosión, la Mujer Emigrante quedó algo inclinada tras un fuerte temporal.
Nada se hizo hasta que un ciudadano quiso pedir al Ayuntamiento que le vendiera la estructura. Hecho tras el cual, en 1995, se tomó la decisión de repararla. El encargado de esta restauración fue Francisco González Macías. Entre otras cosas, reconstruyó los pies de la figura y le dio mucha más estabilidad a través de una base. Además, modificó la mano izquierda y la cabeza.
El monumento, a pesar de todo, quedó relegado a un almacén y no se volvió a situar en el Rinconín hasta principios de la década de los 80. Entre los años 1995 y 1996 se reemplazó su pedestal, situando la estatua en una pequeña plazoleta. La inscripción que se puede leer es el poema ‘Al son del agua’ de Alfonso Camín, conocido poeta gijonés. En 2004 se realizó una restauración integral al estar visiblemente dañada. La última hasta el momento se hizo en 2012, tras ser víctima de un acto vandálico.
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