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CHOCOLATERÍAS HISTÓRICAS

Los 7 mejores churros con chocolate de España

Pocas cosas hay más apetecibles que un buen chocolate con churros. Da igual que sea en un desayuno largo de vacaciones, o tras una noche de fiesta, o como merienda entre amigos. Siempre sientan bien. Elegir una de las chocolaterías más tradicionales, además, es un seguro de éxito.

El churro, ese producto tan nuestro elaborado a base de agua, harina y sal, lleva siglos en nuestro recetario. Un dulce modesto que es la estrella de desayunos y meriendas y que es delicioso para mojar en un chocolate bien espeso. Vamos a hacer un repaso por las chocolaterías más emblemáticas para deleitarnos con un buen chocolate con churros.

1. Chocolatería San Ginés. Pasadizo de San Ginés, Madrid. Esta cafetería lleva 122 años abierta en la capital, se construyó en 1890 como hospedería pero en 1894 comenzó su actividad como churrería tradicional. Aparece en numerosas obras literarias como 'Los episodios nacionales' de Benito Pérez Galdós y es un lugar emblemático, por su cercanía a la Puerta del Sol, para tomar el primer desayuno del año en la capital. Tiene incluso sedes en China y en Colombia, con San Ginés se ha exportado un producto tradicional de punta a punta del mundo.

2. Chocolaterías Valor. Una chocolatería que lleva realizando productos de chocolate desde 1881 hasta la actualidad. Sus productos son apreciados y distribuidos en numerosas tiendas de todo el mundo, pero hoy vamos a tratar concretamente el chocolate a la taza que se sirve en sus propios establecimientos para mojar el preciado churro. Los establecimientos son entrañables y acogedores, decorados en madera y tonos verde inglés, y en ellos se pueden degustar más de 60 productos existentes en su carta. Hoy tienen establecimientos en todo el territorio nacional, así que en casi cualquier punto de España podemos degustar este tradicional producto.

3. Chocolatería Dulcinea. Carrer Petritxol, 2, Barcelona. En 1941 nace Granja Dulcinea, una de las churrerías más emblemáticas de Barcelona y que se encuentra en pleno centro de la ciudad. Ofrecen el tradicional chocolate a la taza, el clásico suizo con nata y por supuesto los churros, además de toda una variedad de deliciosos dulces, cafés y tés. El lugar continúa con la decoración antigua: suelos de azulejo hidráulico, madera, sofás tapizados y vidrieras en las paredes. Un paso al siglo pasado.

4. Chocolatería La Pallaresa. Carrer de Petritxol, 11, Barcelona. Se trata de una churrería tradicional en Barcelona, ubicada en el barrio gótico. Decorada al estilo tradicional, conserva el encanto de lo auténtico y va en consonancia con los productos que ofrece. Espeso y fuerte chocolate a la taza -que podemos suavizar si lo pedimos a la francesa, que lleva nata-, churros recién hechos y bollos suizos recién horneados. Ármense de paciencia, pero la espera merece la pena.

5. Casa Aranda. Calle Herrería del Rey, Málaga. Una chocolatería que lleva más de 84 años ofreciendo chocolate con churros a todos sus clientes, concretamente desde el 2 de febrero de 1932. Era como el café Gijón de Madrid, pero en versión periodística en vez de literaria; allí se tomaban el desayuno o un cafetito los periodistas de la zona. Sigue siendo lugar de parada obligatoria de parroquianos fieles y todo el que se acerca a Málaga con ganas de un buen desayuno tradicional: churros recién hechos y crujientes y un delicioso y bien calentito chocolate.

6. Churrería el Castillo. Paseo de Zorrilla, Valladolid. En una calle semipeatonal encontramos esta churrería tradicional, en la que se sirven los churros crujientes y el chocolate bien espeso. Una delicia tradicional que no debe perderse nadie que se pasee por la ciudad, bien lo saben sus habitantes. Nada más delicioso para calentar el cuerpo y el espíritu en los fríos días invernales de la capital pucelana.

7. Churrería Santa Catalina. Valencia. Más de 200 años de historia sirviendo horchatas, helados y tazas de chocolate entre cerámica de Manises en Valencia. Se encuentra en el Barrio del Carmen, en el corazón histórico de la ciudad. En este barrio conviven tradición y bohemia, como la propia decoración del lugar. Mucha madera, cristal y la cerámica de Manises, conocida en todo el mundo. Un delicioso chocolate para desayunar y una deliciosa horchata para refrescarse o una merienda en verano.

La boca se nos hace agua… y el espíritu se anima al comprobar que la mejor tradición culinaria sigue teniendo éxito.