Costa Brava
Girona y su Costa Brava son espectaculares. Y estos pueblos de los que hablamos tienen el poder de enamorar.
Puede que se acabe el calor pero eso no implica que tengamos que olvidarnos de la playa ni de los pueblos de costa. Mucho menos si nos referimos a lugares tan espectaculares como la Costa Brava de Girona.
Esta zona, repleta de calas preciosas de agua turquesa, se convierte en un lugar perfecto para visitarlo durante todo el año. En verano para disfrutar del mar y las aguas cristalinas; cuando llega el frío para deleitarse con esos paisajes en los que el mar, los acantilados rocosos, la vegetación etc. parecen darse la mano y reinar en armonía.
Además, visitar la Costa Brava cuando las temperaturas ya han bajado un poco tiene una gran ventaja: habrá bajado también la masificación y por tanto disfrutarla será más sencillo.
Dicho esto, vamos a hablar de algunos de los pueblos más bonitos de la zona. Aunque cierto es que resulta tarea complicada escoger solamente cinco. La Costa Brava es, en realidad, un lugar para descubrirlo en varias rutas en coche. Con calma. Con dedicación. Entero. Un lugar para descubrirlo poco a poco. Y, por ello, nos dejamos en el tintero pueblos tan fascinantes como Palamós, Blanes o Sant Feliu de Guixols, por ejemplo.
Peratallada
Peratallada pertenece a la Costa Brava pero no tiene ni playas ni calas. Es un pueblo medieval, toda una joya que nos llevará directamente de vuelta al pasado. Caminar por sus calles empedradas de colores ocres es descubrir parte de nuestra historia. Y, desde luego, para ello no encontramos mejor lugar que este.
Calella de Palafrugell
Calella de Palafrugell es un pueblecito marinero súper acogedor por el que se reparten varias calitas. En esta ocasión el agua es azul, no turquesa como decíamos. Pero este azul combina perfectamente con el blanco de las casitas de pescadores. Y también con las barquitas que se amontonan a la orilla del mar.
Cadaqués
Cadaqués se encuentra casi tocando la frontera con Francia, por lo que llegar hasta allí llevará varias horas. Pese a ello merece la pena para descubrir sus casitas blancas y sus calas de ensueño. Pequeñitas, recogidas, mágicas.
Tossa de Mar
La imagen más característica de Tossa es la de su fortaleza medieval, que se levanta junto a la orilla del mar sirviendo de balcón para asomarse a éste. Pero además de esto, que es muy bonito, tiene calas maravillosas en las que esta vez sí, se mezclan los turquesas del agua, los blancos de la arena, los marrones de las rocas y los verded de la multitud de árboles y plantas que rodean las calas.
Begur
En Begur también encontramos calas perdidas y un castillo hasta el que subir andando conlleva un esfuerzo. Pero de nuevo hablamos de un lugar muy bonito que merece la pena descubrir.