ANDALUCÍA
Viajamos hasta Sevilla para conocer la historia que esconde el imponente Monasterio de la Cartuja. ¡No te dejará indiferente!
Sevilla se ha convertido, con el paso de los siglos, en una de las ciudades con más encanto de España. Y siendo honestos, no es para menos. Pasear por sus calles, descubrir sus monumentos y la historia que esconden sus construcciones es algo sencillamente mágico y espectacular.
Un claro ejemplo lo encontramos, precisamente, en el conocido como Monasterio de la Cartuja. En el siglo II, los almohades lo utilizaron para fabricar cerámicas en imponentes hornos alfareros de cocción. Una labor que continuaron haciendo los cristianos de Triana y por la que surge una leyenda realmente espectacular. Estamos hablando de la del hallazgo de la Imagen de la Virgen María en una de las cuevas. De ahí que surgiera, precisamente, la idea de construir la espectacular Ermita Santa María de las Cuevas.
El monasterio se fundó en el siglo XV por el Arzobispo Gonzalo de Mena y, tras la desamortización, pasó a ser una fábrica de loza. Es relevante destacar que fue visitado frecuentemente por Cristóbal Colón. De hecho, en 1509 fue enterrado en este mismo lugar junto a su hijo Diego. Permaneció allí hasta 1536 cuando se ordenó el traslado de los restos mortales del marinero hasta Santo Domingo.
Un año a destacar en la historia del Monasterio es 1810, cuando fue saqueado durante la invasión francesa. Esto provocó que todo rastro decorativo desapareciera y pasara a ser utilizado como cuartel general. Es más, la propia iglesia fue convertida en nada más y nada menos que una cuadra.
En 1836, con la desamortización, los cartujos fueron expulsados definitivamente. Tan solo 4 años más tarde, este Monasterio pasó a ser una fábrica de loza por orden de Carlos Pickman, un conocido comerciante inglés. Se llegaron a levantar nada más y nada menos que diez hornos de botella. Una función que duró hasta 1982.
El Monasterio de la Cartuja de Sevilla fue declarado Monumento Nacional en 1964, y en 1982 pasó a estar en manos de la Junta de Andalucía. Es más, durante la Expo de 1992, esta construcción fue utilizada como “Pabellón Real”. Más tarde, concretamente en 1997, pasó a ser sede del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo y Museo de Arte Contemporáneo de Sevilla.
Como dato curioso añadimos que en la Cartuja, en la Capilla de la Magdalena, encontramos un azulejo en el lugar donde estuvo enterrado el arzobispo Gonzalo de Mena, su fundador, que actualmente se encuentra en la capilla de Santiago de la Catedral de la ciudad. En la capilla de Santa Ana se recuerda, a su vez, el lugar donde se ubicaba la tumba de Cristóbal Colón. Por lo tanto, ¡una visita perfecta!