HUESCA
Es el momento más que perfecto para conocer la historia que esconde el impresionante Monasterio de San Pedro el Viejo de Huesca.
Viajamos hasta Huesca, una de las ciudades más sorprendentes de nuestro país. Recorrer sus calles es simplemente espectacular, porque encontramos un gran número de monumentos y edificaciones verdaderamente sorprendentes. Un claro ejemplo lo encontramos en el Monasterio de San Pedro el Viejo.
Antiguamente conocido como “Iglesia antigua de San Pedro el Viejo de Huesca”, debemos tener en cuenta que se trata de un edificio románico, que nos hace viajar hasta el siglo XII. Está situado en pleno casco antiguo de la ciudad de Aragón y, como no podía ser de otra manera, fue catalogado como Monumento Nacional en el año 1885.
El Monasterio de San Pedro el Viejo de Huesca, a través de su historia
Para comenzar, debemos tener en cuenta que los diferentes restos arqueológicos encontrados nos hacen saber que, antes de erigirse este Monasterio, había una necrópolis romana. Con el paso del tiempo, se construyó una iglesia visigoda y, tras la conquista musulmana en 719 este templo, bajo la advocación de San Pedro, fue utilizado por los mozárabes para su culto.
El año 1096 fue clave, ya que se produjo la reconquista de Huesca. Fue entonces cuando el rey aragonés Pedro I tomó la firme decisión de ceder esta “iglesia antigua de San Pedro el Viejo” al monasterio de Saint-Pons-de-Thomières, en Languedoc. Por lo tanto, en el año 1117 empezaron las obras para la construcción del templo, del claustro y del resto de estancias necesarias para este Monasterio.
El Monasterio de San Pedro el Viejo de Huesca, a través de sus características
En el interior de esta construcción encontramos dos elementos a destacar. Por un lado está la iglesia como tal y, por otro, el claustro. En cuanto a la primera, debemos tener en cuenta que consta de tres naves de bóveda de cañón de estilo románico, mientras que el cimborrio es gótico al haberse construido en 1240.
Destacan diversas pinturas, así como retablos (el de la Virgen de la Esperanza, el de los Santos Justos y Pastor y, cómo no, el de la Anunciación), de estilo renacentista, barroco y gótico, respectivamente. En cuando al retablo mayor, elaborado de madera policromada, está presidido, como no podía ser de otra manera, por San Pedro.
No podemos dejar de mencionar el Claustro, que es rectangular, con arcos de medio punto y columnas dobles con capiteles. En total hay 38 y, de éstas, tan solo se conservan 18 originales. En esta parte del Monasterio encontramos varias capillas, como son la de Santa Ana y San José, la Capilla de San Benito y la Capilla de San Bartolomé.
En cuanto a esta última, debemos saber que fue la sala capitular del templo. Actualmente, cumple la función de panteón real, ya que allí se encuentran los restos de dos de los monarcas más conocidos del Reino de Aragón: Alfonso I el Batallador y su hermano (y sucesor) Ramiro II el Monje.