TARRAGONA
¿Quieres descubrir los encantos de este fabuloso pueblo que te lleva a viajar en el tiempo? Te contamos todo lo que no puedes perderte.
A lo largo y ancho del territorio español se conservan multitud de pueblos medievales que llevan a quienes los visitan a una época diferente a la actual. Viajes en el tiempo, a la Edad Media, que se producen nada más poner un pie en sus calles. Y eso mismo ocurre en Montblanch o Montblanc, uno de los pueblos medievales más bellos de la provincia de Tarragona.
Concretamente, esta localidad se encuentra en la comarca de la Conca de Barberà y tal es el interés que despiertan cada uno de sus rincones que fue declarada Conjunto Monumental y Artístico. De hecho, ya desde fuera se ve un monumento impresionante: la muralla que rodea sus callejuelas empedradas.
Porque sí, el casco histórico de Montblanc está formado por un entresijo de calles empedradas en las que, caminando sin rumbo, se descubren pequeñas plazas e iglesias. Pero los lugares bonitos de este pueblo de Tarragona se encuentran no solamente en el centro histórico del mismo sino también fuera de él.
Es el caso del Pla de Santa Bàrbara, por ejemplo, que es un antiguo poblado íbero situado en la cima de una colina. Antiguamente se encontraba allí el Castillo de Montblanc y hoy en día lo que tienes son unas vistas fascinantes del pueblo y sus alrededores.
Volvamos a las calles de Montblanc, porque aunque lo mejor es descubrir en calma todas y cada una de ellas, hay varias que destacan sobre las demás. La Calle Mayor es una de ellas, situada justo al lado del Portal de Sant Antoni que atraviesa las murallas y sirve como entrada al pueblo. Se trata de una calle comercial y peatonal en la que hay multitud de bares y tiendas.
También debemos hacer mención a la calle de la Plebania, pues es allí donde se alza la iglesia de Santa Tecla. Además, si tienes la oportunidad también debes pasar por la calle dels Jueus, que sin lugar a dudas es una de las más pintorescas de Montblanc y también una de las que tienen más historia: se trata de la única huella que queda del paso de los judíos por la localidad.
Además de todo lo citado hasta ahora, en Montblanc también pueden visitarse otros rincones como la iglesia de Sant Miquel, el convento de Sant Francesc de Montblanc, el museo del Pessebre de Cataluña o la alegre Plaza Mayor, porticada y llena de vida.