Recomendaciones interesantes
Por fortuna, el turismo rural cada vez está más de moda. Aunque visitar las grandes ciudades sigue siendo la primera opción para quien ama viajar, los pequeños pueblos, algunos verdaderamente desconocidos, siguen incrementando un ascenso de visitantes. Os dejamos cinco motivos por los que todos debemos practicar el turismo rural.
Sabemos que hay un momento para cada cosa. Hay un momento en el que a uno le apetece llegar a una gran metrópolis, sentirse casi invisible ante tanta gente, descubrir esos rincones populares en todo el mundo y pasear entre sus calles siendo uno más entre esos millones de habitantes. Pero también hay un momento en el que no apetece nada de esto... Y entonces surge la otra opción.
La del turismo rural. Por fortuna, cada vez está de moda, porque cada vez son más las personas que han sucumbido a su encanto, un encanto que no encontraréis en esas grandes urbes. Visitar pequeños pueblos que ni siquiera aparecen en las guías de viaje suele comportarnos una experiencia inolvidable, muy diferente, y que seguramente querréis volver a vivir.
Pero para aquellos que todavía no se hayan animado a explorar esta otra manera de viajar, os dejamos cinco motivos por los que hacer turismo rural siempre es una buena idea.
1. Paz y tranquilidad. ¡Cuánto necesitamos a veces escapar del ruido de las grandes ciudades! No hay mejor manera de hacerlo que coger el coche y encarar carreteras secundarias hasta dar con ese pueblo que parecía estar llamándote. Una vez que descubráis lo bien que sienta esto, seréis vosotros mismos quienes se encarguen de elaborar una lista con todos aquellos pueblos que visitar; la mayoría de ellos, por cierto, ya cuentan con una casa rural para deleite de sus turistas.
2. Cercanía. Cuando visitáis una gran ciudad, lo habitual no es precisamente mezclarse con los habitantes del lugar; acostumbrados a recibir turistas como están, normalmente lo que sale es ignorar a la gente que viene de fuera, incluso aunque sea inconscientemente. Esto no sucede en los pequeños rincones de cualquier país, donde las personas suelen mostrarse más cercanas, porque la forma de entender la vida y el trato con los demás es diferente.
3. Atrapando historias. El punto anterior nos lleva inmediatamente a este. Es cierto que en todas partes hay grandes historias deseando ser contadas, pero la magia que tienen los pequeños pueblos en este sentido es incomparable. Cuando visitéis cualquiera de esos lugares que no aparecen en las guías de viaje, esforzaros por conversar con sus habitantes. Tienen muchas cosas interesantes que contaros.
4. Naturaleza en estado puro. Normalmente eso es lo que encontramos alrededor de estos pequeños destinos. Siempre decimos que la mejor manera de conocer una gran ciudad es pateándola hasta no poder más y ahora pasamos a afirmar otra cosa: la mejor manera de conocer un país es conociendo sus pueblos y los paisajes que los rodean.
5. Vida. La tendencia del ser humano ha sido siempre encaminarse hacia los grandes núcleos de población, en detrimento de muchos pueblos que, con el paso de los años, han quedado abandonados. Esto es una pena y estamos seguros de que a nadie le gusta pensarlo. Apostar por el turismo rural, por amar nuestros pequeños rincones, es una manera de conseguir que esta tendencia se detenga.