CÁDIZ
Viajamos a la provincia de Cádiz, concretamente hasta Jerez de la Frontera, para conocer la historia de la Cartuja de Santa María de la Defensión.
Es el momento más que perfecto para poner rumbo a la provincia de Cádiz, concretamente a uno de los rincones más bonitos que podemos encontrar en esa zona de Andalucía. Estamos hablando, como no podía ser de otra manera, de Jerez de la Frontera. Allí podemos ver un gran número de construcciones y monumentos verdaderamente impresionantes, como es el caso de la Cartuja de Santa María de la Defensión.
Se trata de un conjunto monumental absolutamente espectacular, siendo uno de los más destacados de la provincia andaluza por su gran valor artístico. Si hablamos del estilo arquitectónico que predomina en esta construcción es el gótico tardío, puesto que data del siglo XV. Tal es su importancia histórica y cultural que fue declarada Bien de Interés Cultural (BIC).
Para conocer su origen, debemos fijarnos en la figura de Álvaro Obertos de Valeto, un caballero de Jerez aunque con ascendencia genovesa que se instaló en la ciudad con un objetivo. ¿En qué consistió? En defender la plaza que recientemente había conquistado el Rey Alfonso X el Sabio a los musulmanes. Al no tener descendencia, destinó sus bienes al establecimiento de la Orden Cartujana en la ciudad.
La ubicación en la que se llevó a cabo esta construcción, en el año 1475, no fue producto de la casualidad. Se trata de una zona cercana al río Guadalete y que tiene un gran significado para los habitantes de Jerez de la Frontera. ¿El motivo? En ese mismo punto, en 1368, se desarrolló la histórica batalla del Salado. La leyenda reza que resultó favorable para los jerezanos gracias a la intercesión de la Virgen. Así pues, decidieron dedicarle una ermita bajo el nombre de “Nuestra Señora de la Defensión”. Nombre que también adoptó el monasterio en cuestión.
Para comenzar, debemos destacar la entrada al recinto, en la que se erigió un impresionante porche con vano central de medio punto que alberga dos hojas de madera perfectamente tachonadas en bronce. Se trata de una obra realizada en 1571 por Andrés de Ribera, uno de los arquitectos jerezanos más destacados de la época. Se concibió como un imponente arco triunfal y está decorado por florones, ventanas caladas y hasta con escudos. Elementos que hacen que estemos ante un gran ejemplo en cuanto a arquitectura renacentista se refiere.
A principios del siglo XVII prácticamente se habían concluido las obras de ese proyecto original. Es por eso que se iniciaron otras tantas, para hacer realidad la fachada de la iglesia que se renovó en 1667 en estilo barroco, siguiendo el diseño de Pedro del Piñar. En el interior de esta Cartuja destacan la sillería del coro de Padres (1550), la sustitución del antiguo retablo por Alejandro de Saavedra, Francisco de Zurbarán y José de Arce, así como las impresionantes tablas pintadas que podemos encontrar en las paredes del Sagrario. No podemos dejar de mencionar que, en el subsuelo de esta Cartuja, hay varios túneles y galerías de los que se desconoce su verdadera función. ¡Muy curioso!