España
Cualquier palacio de mediados del siglo XVIII guarda en su interior secretos y una historia más o menos sorprendente, pero siempre interesante. Es el caso del que se encuentra en el alto de Bifedoian, en Guipúzcoa, que tras un cuidadoso proceso de restauración que ha durado más de tres años se ha convertido en un hotel de cuatro estrellas muy singular. La casa solariega luce como nueva y sigue estando en manos de descendientes de la familia que inicialmente la habitaron, José Miguel Muñoa y su hijo Iban. Dos auténticos Muñoas cuyo escudo de armas familiar luce en la fachada del hotel. Sus antepasados, Marcos Antonio y Miguel Antonio, abandonaron Bidania en el año 1810 para irse a Argentina, donde hicieron fortuna. Marcos regresó al palacio, se casó y tuvo dos hijos, que más tarde le hicieron abuelo. Y uno de esos nietos fue el padre del actual propietario, José Miguel Muñoa. En su interior de piedra y madera hay 19 habitaciones y una oferta tranquila para todos aquellos huéspedes que se hospeden en el palacio. El hotel Iriarte Jauregia es el resultado de la historia de una familia que adoraba su tierra natal y luchó durante años para recuperar su lugar. La decoración fusiona el pasado y el presente, con detalles que nos recuerdan a las generaciones que han pasado por el palacio. Desde muebles antiguos a obras de arte, detalles en materiales nobles como la madera, la piedra, el cristal y el hierro, todos ellos orquestados de tal manera que crean una atmósfera íntima, tranquila y que invita al relax. Porque en el hotel Iriarte Jauregia uno puede sentirse como en su propia casa. Cada habitación tiene su propia personalidad, con vistas al entorno repleto de naturaleza, colores y detalles que nos trasladan al espíritu de la zona sin pasar por alto ningún tipo de comodidad. El hotel puede ser el destino perfecto para una escapada al centro del País Vasco, ya que está situado en el interior de Guipúzcoa, en un valle rodeado de bosques y montañas que cambian sus tonalidades según la época del año. A solo 25 minutos del centro de San Sebastián, a 10 kilómetros de Tolosa y a unos 13 de Azpeitia, se puede hacer turismo durante el día y volver al hotel a dormir, o quizás un poco antes para disfrutar de la calma que en él se respira. Iriarte Jauregia tiene un jardín limitado por un muro de piedra, con árboles centenarios, una terraza en la que si el tiempo acompaña se puede tomar una cerveza o incluso disfrutar del desayuno. El restaurante del hotel, que se llama Bailara, está dirigido por el chef Enrique Fleischmann, un apasionado de la gastronomía de la zona que ofrece propuestas irresistibles. En el Snack Bar, en la biblioteca o en el espacio Quick & Easy también se puede tomar un refresco o algo de picar. Y, aquellos que alquilen una habitación superior o suite podrán recibir tratamientos de belleza y bienestar en su propia habitación. Disfrutar del silencio, las vistas, contemplar una a una las vigas que sostenían el palacio original, los muebles de diseño, las texturas confortables y las camas repletas de almohadas hacen del Iriarte Jauregia un hotel único. Hay varios tipos de habitaciones: las clásicas –tanto individuales como dobles-, las superiores o las suites, divididas en dos espacios. Se elija cual se elija, siempre será un acierto alojarse en este palacio reconvertido en un hotel boutique de diseño.