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Ruta litetaria

Un paseo por la Barcelona de Carlos Ruiz Zafón

Barcelona es una de las mejores ciudades del mundo para perderse y si lo haces de la mano de Carlos Ruiz Zafón, uno de los escritores contemporáneos más aclamados de nuestro país, se convierte en un tesoro de valor incalculable.

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Pocas ciudades en el mundo poseen el encanto que se respira en Barcelona. Una magia especial que recorre sus calles y que nos convierte a todos, habitantes o visitantes, en cómplices de ese entramado de calles imposibles y de esos rincones secretos que solo están al alcance de aquellos que se arriesgan a descubrirlos. Barcelona es mágica por sí misma sin necesidad de evocar figuras de literatos o artistas pero es bien sabido que somos las personas quienes aumentamos el valor de las cosas. Y, en este caso, Carlos Ruiz Zafón, uno de los escritores más aclamados de la era contemporánea, nos ha presentado a través de sus libros una Barcelona diferente que merece la pena recorrer.

Con ‘La sombra del viento’ bajo el brazo, quizá su libro más emblemático, y muchas ganas de calzarnos los zapatos de Daniel Sempere, nuestro protagonista, no es ni mucho menos complicado recorrer los lugares más emblemáticos de una de las historias más fascinantes que se han escrito en los últimos años, ambientada en la primera mitad del siglo XX.

Podríamos empezar en la calle Arc del Teatro, pues es aquí también donde comienza nuestra historia. Daniel Sempere visita con su padre el Cementerio de los Libros Olvidados, una especie de santuario donde descansan libros de todas las épocas, de todos los géneros, a la espera de ser adoptados por la persona adecuada. El Cementerio de los Libros Olvidados solo existe entre las páginas de Zafón pero el autor lo sitúa en este punto, una calle estrecha y más bien sombría que coincide con la idea que se nos presenta de Barcelona en prácticamente cada tomo que lleva su firma.

Si buscamos algo de luz podemos acudir a la Plaza Real, donde nuestro Daniel conoció a Gustavo Barceló, a la sobrina de este, Clara Barceló, y a uno de los personajes que permanecerá siempre en la memoria de todos: Fermín Romero de Torres, quien terminaría convirtiéndose en su mejor amigo. La Plaza Real fue, antaño, uno de los lugares más lujosos de la ciudad y en ella se desarrollaron, sin embargo, varios de los acontecimientos más sombríos de la vida de Daniel.

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Siempre entendí las referencias a ‘Els Quatre Gats’ como una especie de homenaje de Zafón a los artistas que un día invadieron Barcelona, como es el caso de Picasso, por citar alguno. ‘Els Quatre Gats’ –uno de los lugares “predilectos” de Daniel Sempere-, fue inaugurado en 1897 tomando la idea del parisino ‘Le Chat Noir’. Punto de encuentro de artistas, intelectuales y el mundo bohemio en general, Daniel nos demuestra con su primera visita una lección que no queremos pasar por alto: el valor sentimental de una obra, de cualquier tipo, no está en venta.

Daniel persigue en ‘La sombra del viento’ la historia de Julián Carax, un escritor malogrado cuyo destino final desconoce y pretende averiguar. La vida de Carax estuvo llena de misterios, desengaños, miedos e infortunios… Y llegó a convertirse en el personaje más magnético de toda la novela.

Carax pasó su infancia en la Sombrerería Fortuny, a la sombra de un padre que no le quería y de una madre que no podía protegerle tanto como le hubiera gustado. La Sombrerería Fortuny es, en realidad, en nuestra Barcelona, la Sombrerería Obach, situada en la Calle del Call, en el antiguo barrio judío de Barcelona.

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No muy lejos de este punto, la siempre impresionante iglesia de Santa María del Mar se alza imponente a la espera de más bocas abiertas a sus pies. Emblemática en tantas historias que no nos atrevemos a contarlas con los dedos de las manos, en Santa María del Mar podemos encontrar a la entrañable Bernarda rezando.

Y ahí no se queda la cosa. Dando un salto de ‘La sombra del viento’ a ‘El juego del Ángel’, diremos que también en este historia nos tropezaríamos con el protagonista, David Martín, en esta misma iglesia. Es allí donde se resuelven varios de los misterios que atormentan a nuestro personaje.

Volviendo a ‘La sombra del viento’, nos transportamos a la Avenida Tibidabo, quizá el lugar que todos los que hemos disfrutado devorando este libro esperábamos. La Avenida Tibidabo es una de las culpables de ese encanto especial de Barcelona del que hablábamos al principio. En ‘La sombra del viento’, el desenlace llega entre las paredes del Palacete Aldaya, centro de toda la acción; en nuestra Barcelona, devolvemos el saludo a las casas señoriales que nos vigilan a uno y otro lado de la calle. Y que nos hacen prometer que volveremos.