GUADALAJARA
Pastrana es uno de los pueblos más bonitos de España y es, además, un pueblo con mucha historia.
Decía Camilo José Cela que la Alcarria, a la que pertenece el pueblo de Pastrana, es un hermoso país al que a la gente no de da la gana de ir y añade es un novela Viaje a la Alcarria: cuando el viajero se asomó a la Plaza de la Hora y entró de verdad para su uso, en Pastrana, la primera sensación que tuvo fue la de encontrarse con una ciudad medieval, una gran ciudad medieval. Solo con eso queda ya claro que este pequeño pueblo al sur de Guadalajara aun teniendo hoy menos de 1000 habitantes, debe ser interesante, si además le añadimos lo que en él pintó la Princesa de Éboli, las dudas se reducen a cero: hay que visitar Pastrana.
Abrimos esta noticia con la imagen del Palacio Ducal en el que vivió y murió la Princesa de Éboli, una noble castellana famosa por varias razones (no todas buenas): debe su fama, para empezar, a haber nacido en una importante familia noble castellana, también al hecho de mostrarse con un parche en el ojo y las dudas que eso genera (no está claro si perdió el ojo practicando esgrima o si se trató de alguna enfermedad en su infancia); además se casó, por decisión del propio Felipe II, con un portugués que era privado, amén de amigo, del rey; por si estas fueran pocas razones para su popularidad, hay más: se las tuvo con Teresa de Jesús, hoy santa, cuando ella y su marido pidieron que se instalase en Pastrana un convento de su congregación; mientras vivió su marido el enfrentamiento fue contenido y a cuenta de que nuestra princesa quería explicarle a la santa como tenían que ser sus conventos...
Cuando se quedó viuda y se empeñó en tomar los hábitos y ser atendida solo por monjas los enfrentamientos con Teresa de Jesús se recrudecieron hasta el punto que cuando la Princesa abandonó la celda que le había sido asignada y se instaló en otra zona del convento con las monjas que la atendían, éstas recibieron la orden de abandonar ya no a la princesa, al convento entero. Y así lo hicieron. Los dos conventos fundados por Santa Teresa en Pastrana son el Convento de San José, que forma parte de la ruta de peregrinación Huellas de Santa Teresa, y el convento de San Pedro donde Santa Teresa designó a San Juan de la Cruz como maestro de novicios.
Superado el asunto del convento la Princesa de Éboli volvió a Madrid donde, cuentan las crónicas de la época, intrigó más de lo soportable por el Rey y dio de nuevo con sus huesos en Pastrana, murió confinada en el Palacio Ducal mientras negaba todas las intrigas de las que era acusada al tiempo que rogaba el perdón del Rey... un perdón que nunca llegó.
¿Más lugares a visitar en Pastrana además de la Plaza de la Hora con el Palacio Ducal como edificio más notable y los conventos de San José y San Pedro? La Colegiata de Pastrana en la que destacan los retablos barrocos y que está considerada Bien de Interés Cultural, además aquí está el Museo Parroquial donde se consrva una magnífica colección de tapices flamencos del S.XV; la Plaza del Deán porque en ella se conservan edificios antiguos que hacen que resulte fácil sentir que se ha viajado en el tiempo; la Plaza de Toros que es, además, una de las más antiguas de Guadalajara y la Casa de Moratín pues el escritor pasó temporadas temporadas en esta localidad, es de hecho junto a la Princesa de Éboli, Santa Teresa y San Juan de la Cruz, uno de los personajes más destacados que han pasado por Pastrana.