Playas y calas de Menorca que no puedes perderte si te gusta la naturaleza salvaje

Por todos es conocido el hecho de que Menorca tiene repartidas alrededor de su costa playas y calas de ensueño. Arena blanca, agua turquesa y mucha calma atraen cada año a miles de turistas. Pero debes saber que esta no es la única cara de la isla, sino que en su zona norte, las calas no son paradisíacas sino salvajes.

Así, los amantes de la naturaleza salvaje también encontrarás en Menorca playas y calas que los fascinarán. Podríamos hacer mención, por ejemplo, a platja de Cavalleria: un arenal de color rojizo de unos 500 o 600 metros de longitud del que podríamos destacar su sistema dunar. Además de su amplitud y su belleza, tiene también otra cosa muy buena, y es que a diferencia de muchas otras playas y calas de Menorca, el parking está justo al lado.

No ocurre lo mismo si nos referimos a cala Pilar, pues para llegar hasta ella hay que dar un paseo de más de 20 minutos por un camino boscoso de tierra que, si bien tiene algunos tramos con árboles que otorgan sombra, en otros hay que andar bajo los rayos del sol. La playa no es tan grande como la anterior, pero hay algo en lo que si se encuentra por delante: su estado salvaje. Cala Pilar es una bahía natural, una playa virgen ubicada a los pies de un acantilado, donde el color rojizo de la arena se convierte en el protagonista.

Tanto en el caso de la platja de Cavalleria como en el caso de cala Pilar, es recomendable que antes de ir hasta ellas se consulte el estado del viento. Ambas, por su posición, se ven habitualmente afectadas por el viento de Tramuntana y con ello se generan grandes olas que, a la vez que le dan un toque más salvaje todavía a las playas, pueden ser un peligro para los bañistas.

Sin embargo, esto es algo que no sucede en cala Pregonda. En su caso, comparte con las dos anteriores el color rojizo de su arena fina y suave. Pero a diferencia de ellas, aunque también está en el lado norte de la isla, está protegida del viento por un puñado de islotes de roca repartidos aquí y allá.

No te creas, no obstante, que todo es así de sencillo: para acceder a esta salvaje y preciosa cala menorquina que es cala Pregonda, hay que dejar el coche en un aparcamiento que se encuentra a aproximadamente media hora a pie de la playa. Hacerlo en verano, y teniendo en cuenta que tiene subidas y bajadas, puede resultar un tanto duro. ¡Pero es lo que tiene la naturaleza salvaje!