GALICIA
Viajamos hasta Lugo para conocer la historia que esconde el Ponte Vella, situado en la ciudad gallega de Lugo. ¡No te dejará indiferente!
Es el momento más que perfecto para poner rumbo a la ciudad de Lugo, situada en Galicia. Allí encontramos un gran número de construcciones, monumentos y rincones que no dejan absolutamente indiferente a nadie. Uno de ellos es, sin lugar a dudas, el Ponte Vella, también conocido como Puente Viejo.
Estamos ante un puente de origen romano que, entre los siglos XII, XIV y XVIII, experimentó un enorme número de reconstrucciones. Cabe destacar que está construido en esquisto y sillería, con unas imponentes vigas metálicas. En cuanto a dimensiones, tiene 104 metros de longitud por 4 metros de ancho.
Si hablamos de características, debemos saber que este Ponte Vella de Lugo presenta una estructura perfectamente echa a base de pizarra y piedra, a la que posteriormente añadieron unos elementos metálicos. Debido a que el firme estaba asfaltado, se permitía el paso de vehículos, aunque no de los pesados.
Al tener muchísimo uso, se decidió construir un nuevo puente sobre el río Miño. De esta forma, el tráfico se desvió por esa nueva ruta. En la actualidad, el Ponte Vella es uno de los puentes peatonales que podemos encontrar en la ciudad gallega. ¡Y a cada cuál más espectacular!
El Ponte Vela de Lugo, a través de su historia
Para comenzar, debemos tener en cuenta que este puente no solamente fue diseñado, sino también construido en la época de la romanización que tuvo lugar en la zona de Galicia. La razón principal por la que se procedió a construir este puente era la inmensa necesidad que había de cruzar el río Miño.
Tan solo unos siglos más tarde, coincidiendo con la Baja Edad Media, este Puente experimentó un gran número de restauraciones. Y todo por el mal estado en el que se encontraba por aquel entonces, unido a las necesidades que había en la época respecto a transportes.
Respecto a la Edad Moderna, cabe destacar que tuvieron que hacer nuevas reparaciones. Hasta tal punto que en 1893, se dio el paso de otorgarle un nuevo aspecto, al suprimir un gran número de elementos verdaderamente característicos.
Es importante señalar que en 2009 se decidió construir un nuevo puente. Por lo tanto, el romano, pasó a ser restaurado para ser utilizado únicamente de forma peatonal para mejorar su conservación. En este proceso se decidió eliminar tanto las pasarelas metálicas como el asfalto. Su objetivo era claro: preservar la más pura esencia de este Puente, como lo era en la época romana. ¡Y lo lograron con creces!