Castilla y León
El Puente Mocho es, sin lugar a dudas, una de las grandes joyas que podemos encontrar en la provincia de Salamanca. ¿Dónde se encuentra? ¿Cuál es su historia? ¡Estos son los detalles!
Ledesma es, sin lugar a dudas, uno de los rincones ubicados en la provincia de Salamanca que, desde luego, no deja indiferente a nadie. Los habitantes de este pueblo conocen un lugar precioso que para los visitantes se convierte en una grata sorpresa. Estamos hablando nada más y nada menos que del Puente Mocho.
Bien es cierto que, en la actualidad, estamos ante un viejo puente de cinco arcos algo deteriorado pero, en la antigüedad, se consideraba como una de las obras romanas más importantes. Entre otras tantas cuestiones, porque servía para marcar una de sus famosas e históricas calzadas.
Por lo tanto, esta construcción era tan solo una de las cinco que unían Ledesma (antiguamente conocida como Bletisa) con el resto del mundo. Posteriormente, cuando la trashumancia se convirtió en un modo de vida, este Puente Mocho sirvió para que el ganado se salvara de las corrientes del conocido río Cañedo. Eso sí, lo más sorprendente de este puente es el encanto del lugar en el que se encuentra, con su espectacular dehesa.
El Puente Mocho se encuentra a tan solo 3 kilómetros de la localidad salmantina de Ledesma. Por lo tanto, merece muchísimo la pena realizar este paseo partiendo desde la villa, concretamente desde la iglesia de San Miguel. Allí encontrarás un centro de interpretación donde descubrirás la historia que esconde Ledesma: Desde tribus celtas hasta la ocupación romana, en cuyos restos encontramos el Puente Mocho.
¿Cómo y dónde comenzar el paseo hasta el Puente Mocho?
Desde la localidad hay que tomar la salida hacia Salamanca. Una vez cruzas el puente nuevo, debes tomar la carretera que va a Almeida. Estamos ante medio kilómetro de asfalto, que acaban en la entrada de la dehesa conocida como “Las Aldehuelas”. En ese mismo momento, deberás seguir el camino que, sin pérdida, te llevará hasta el puente romano.
Podrás dejarte llevar por la espectacular de las encinas, sus troncos y hasta la fuente cuya función es alimentar una pequeña charla a unos 300 metros. Pocos pasos después, tendremos frente a nosotros ese Puente Mocho que nos invitará a contemplarlo desde la distancia. Podremos ser partícipes, en primera persona, de la historia que se esconde tras esta edificación.