ZAMORA
El Puente de Piedra es uno de los tantos puentes que podrás encontrar en la ciudad de Zamora. Es el momento de que descubras su historia y por qué es tan importante.
El Puente de Piedra se ha convertido en uno de los grandes emblemas de Zamora. Y siendo honestos, no es para menos. Es uno de los cinco puentes que podemos encontrar en la ciudad, por los que pasa el río Duero. Eso sí, debemos tener en cuenta que el de Piedra, durante muchos siglos, fue el único que había en Zamora.
Es evidente que por su estratégico lugar, por este Puente de Piedra han pasado un gran número tanto de personas como de rebaños y hasta mercancías. Aunque ha sido reformado en un gran número de ocasiones, lo cierto es que su construcción terminó a finales del siglo XIII. Entre esas modificaciones cabe destacar la que se realizó a comienzos del siglo XX, cuando se eliminaron dos torres que había a cada lado con el fin de hacer más accesible este puente.
¿Cuál es la historia de este Puente de Piedra?
Debemos tener en cuenta que en los inicios urbanísticos de esta ciudad, el río Duero se podía cruzar con bastante facilidad a través de un vado que se encontraba cercano a la preciosa ermita de Nuestra Señora de la Peña de Francia. Ahora bien, ¿por qué en la Edad Media se denominaba ‘Puente Nuevo’? Podría tratarse por la existencia de otro puente romano de cuyos restos aún podrían apreciarse en el río.
Lejos de que todo quede ahí, este Puente de Piedra de Zamora se convirtió en protagonista de una de las leyendas más conocidas de la ciudad. Estamos hablando de la de San Atilano. Es considerado como el primer obispo de la diócesis de Zamora y, además, uno de los patronos de la ciudad.
¿Cuál es la Leyenda que se relaciona con este Puente?
En uno de los momentos más críticos de Zamora, San Atilano decidió peregrinar hasta Jerusalén. Cuando abandonaba la ciudad, justo al cruzar por este precioso puente, no dudó un solo segundo en tirar al río Duero su anillo episcopal. Lo hizo con la esperanza de poder recuperarlo en algún momento.
Después de dos años estando alejado de Zamora quiso regresar, ya que vio que era el momento perfecto para ello. Lo hace de incógnito, hospedándose cerca del Hospital de San Vicente de Cornú. Recibió, como limosna, un pez y en sus entrañas se encontraba ese anillo que tiró desde el Puente de Piedra. Las campanas, solas, comenzaron a repicar y los zamoranos no tardaron en recibirle con muchísimo gusto. El paso del tiempo hizo que esa histórica hospedería pasar a ser, cómo no, la ermita de San Atilano.