Un viaje soñado
Un viaje del que pocos han oído hablar, de esos que dejan huella y miles de historias para contar, de los que cambian a una persona por completo. Te contamos por qué la Ruta de la Seda es el viaje soñado de tantas personas.
Si lleva enamorando a cientos de personas durante más de 21 siglos, algo muy especial debe tener la Ruta de la Seda. Lo que comenzó siendo una red de rutas comerciales allá por el siglo I a.C. ha terminado convirtiéndose en uno de los viajes más deseados y soñados por los aventureros. Pero también, por desgracia, uno de esos viajes que muchos desconocen. Y es que nuestro planeta es tan amplio que, a veces, los árboles no nos dejan ver el bosque. Un bosque bello, repleto de contrastes, de historia, de arte, de magia y de una belleza que es imposible describir con palabras.
Probablemente te estarás preguntando qué tiene esa ruta para que sean tantos los que se pasan una gran parte de su vida ahorrando para poder realizarla. Podríamos resumirlo en que lo tiene absolutamente todo, pero en esta ocasión queremos contártelo a fondo, seguros de que cuando termines de leer este artículo tú también estarás soñando con recorrer ese camino tan especial y tan diferente.
Para empezar, aunque son varias las rutas existentes, hay una que ha pasado a ser considerada como la principal, en la cual nos vamos a centrar. Una ruta que atraviesa y recorre un total de seis países: China, Kirguistán, Uzbekistán, Turkmenistán, Irán y Turquía. Sólo con leer los nombres ya serás capaz de imaginar que una de las principales razones por las que muchos viajeros sueñan con este viaje es la diversidad de paisajes, culturas, tradiciones e historia que podremos encontrar por el camino. Y no sólo eso, sino también la oportunidad de conocer países que generalmente obviamos a la hora de pensar en destinos turísticos, como puede ser la bellísima Uzbekistán.
Recorrer la Ruta de la Seda es enfrentarse a un viaje completamente diferente a los que hemos hecho antes, lejos de las aglomeraciones turísticas que podemos encontrarnos en grandes ciudades como Nueva York o Londres, topándonos con realidades completamente diferentes entre sí de un día a otro. Es abrir nuestros horizontes a las culturas que nos irán acogiendo, descubriendo que existen muchos puntos en común y que los tópicos no hacen otra cosa que alejarnos y herirnos. Es crecer como persona mientras disfrutas de una belleza incomparable, de una historia que probablemente desconocías, de unas gentes que te cambiarán por completo y de un viaje lleno de aventuras.
Son muchos los viajeros que sueñan con seguir la Ruta de la Seda por la mística que la rodea, pero sobre todo porque es un viaje en el que te sentirás en otro mundo, quizá el viaje más especial de tu vida. Estamos acostumbrados a ir a destinos que están demasiado explotados, por lo que cuando nos topamos con todo lo contrario nos quedamos directamente sin habla. Y si esos destinos guardan historias tan maravillosas como las de esa carretera que ha sido utilizada durante siglos para transportar una de las materias primas más preciadas del mundo… ¿Qué más se puede pedir?
Pero no todo es mística e historia. También son numerosos los atractivos turísticos de las principales ciudades y paradas que deberás hacer a lo largo de tu ruta. Personalmente, he de quedarme con la asombrosa Samarcanda. Sólo con ver una imagen del lugar quedarás completamente prendado. Con algunas de las mezquitas más bellas del planeta, estamos hablando de un rincón del mundo que será capaz de producir en ti cientos de sentimientos, sólo a través de su belleza y de lo mucho que transmite.
Y no es ni mucho menos el único punto de interés turístico que encontrarás por el camino. Irán y ciudades como Isfahan, Xi’an y sus guerreros de terracota, Turkmenistán y todas esas maravillas que se está perdiendo el mundo… Es imposible elegir una. Y lo mejor de todo es el que el colofón final no es otro que la caótica Estambul, en cuyos contrastes y en cuya belleza encontrarás un resumen de todo lo anterior.
Sólo nos queda recomendarte que te atrevas, que te lances a la piscina y recorras la Ruta de la Seda como tantos miles de personas lo han hecho a lo largo de tantos siglos. Que te empapes de lo que encuentres por el camino, que vivas el viaje como ningún otro y que descubras la paz y la sensibilidad que han encontrado otros antes en este viaje tan especial. Único en el mundo.