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España

El Ratoncito Pérez se esconde en su Museo

En Madrid, en pleno centro, nos espera para contarnos su leyenda
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Es un museo sobre todos de recuerdos. Quién no ha puesto alguno de sus dientes debajo de la almohada y ha pasado la noche en vela hasta caer rendido pensando que regalo le dejaría o si conseguiría ver al famoso personaje. Quién no se devanaba los sesos cuando los mayores le preguntaban quién era el animal del planeta que tenía más dientes. Nunca un ratón llego a levantar tanta expectación y a ser tan famoso como lo es el ratoncito Pérez. A todos nos trae recuerdos de las infancia su leyenda. Una leyenda que ha traspasado incluso fronteras y que adopta diferentes formas según las culturas de otros países. Ha sido tal su fama a través de generaciones que no es de extrañar que mereciese tener un museo que recogiera la magia y misterio que desplegaba nuestro legendario ratón y que los niños precisamente, ya que son sus mejores clientes, pudieran disfrutarlo. Como un homenaje surgió el Museo del Ratón Pérez, que está en Madrid justamente en la calle Arenal, en pleno centro. Como no podía ser de otra forma es un museo pequeño como su protagonista pero que trasmite el alma de este personaje y muestra la tradición de cambiar cada diente caído por una moneda. Una historia que surge de la imaginación del padre Luis Coloma al que se le encargó escribir un cuento cuando el príncipe Alfonso XIII tenía 8 años y se le cayó su primer diente de leche. Un relato que nos sorprende al elegir como protagonista a un ratón, un curioso animal que en otras circunstancias provocaría hasta repulsión. Un ratón para más señas llamado Pérez que en ese momento vivía en una caja de galletas Huntley, en el sótano de la confitería Carlos Prats de la calle Arenal, y sobre él que caerá la audaz misión de cambiar el regio diente por una moneda. Durante un recorrido de apenas media hora larga, los más pequeños y algunos mayores podrán introducirse en su mundo, sus preferencias, sus pasiones, incluso hay una maqueta con las habitaciones de su curiosa mansión que nos da una idea de su vida cotidiana o de los contactos que tenía con famosos ratones de otros países.