Castilla la Mancha
Segóbriga es, sin lugar a dudas, un rincón absolutamente perfecto para aquellas personas que son aficionadas a la historia del Imperio Romano en la Península Ibérica.
No es ningún secreto que la huella que dejó el Imperio Romano en la Península Ibérica no solamente es amplia sino también diversa y absolutamente grandiosa. Varios ejemplos los encontramos en conocidos monumentos como son el Acueducto de Segovia, así como el Teatro Romano de Mérida entre muchos otros.
Pero esa huella es mucho más que eso. De hecho, uno de los grandes tesoros lo encontramos en la provincia de Cuenca. Estamos hablando, cómo no, de Segóbriga. Se trata de una ciudad romana que está ubicada en un cerro, llamado Cabeza del Griego (término municipal de Saelices).
Bien es cierto que esta ciudad se encuentra en ruinas pero su conservación es bastante aceptable, digamos. Sobre todo si lo comparas con otros restos romanos que podemos encontrar en la Península Ibérica. Si decides visitar Segóbriba, podrás hacerte una idea de cómo era la vida cotidiana en aquella época.
Debemos tener en cuenta que esta ciudad llegó a contar con teatro, anfiteatro, termas públicas, templos, mercados y hasta una basílica. Tanta importancia tenía que llegó a convertirse en el centro urbano más importante de toda la Meseta meridional. ¡Y es algo que lograron a pulso!
Ese desarrollo se debió, entre otras cosas, a la minería. Uno de los materiales estrella era el yeso cristalizado que utilizaban como ventana en las viviendas más modestas. La vida en esta ciudad, así como las transformaciones que fue experimentando, tuvieron bastante que ver en el rendimiento de estas concretas explotaciones.
Otro dato a tener en cuenta es que el anfiteatro de Segóbriga, construido entre los siglos I y II d.C, era el mayor edificio que podíamos encontrar en la ciudad. Su capacidad era para 5.500 personas, con una longitud de unos 75 metros aproximadamente. Con lo cual, tenía unas dimensiones bastante considerables para la época. Se destinó para luchas entre gladiadores, así como entre hombres y fieras o entre fieras únicamente.
Lo que es un hecho es que, gracias a los esfuerzos en cuanto a conservación, cada vez son más los turistas que deciden visitar la ciudad romana de Segóbriga. Nos damos cuenta, de esta manera, de la riqueza histórica y cultural que podemos encontrar sin salir de la Península Ibérica.