Calas increíbles y mucha historia
En la Costa Brava puedes disfrutar de sol y playa, y Tossa de Mar no iba a ser menos: calas increíbles y mucha historia te esperan para hacerte disfrutar de una escapada perfecta.
Tossa de Mar es un pueblecito inicialmente pesquero de la Costa Brava al que cada verano acuden multitud de turistas atraídos por sus encantos. Y es que Tossa tiene playas y calas preciosas que combinan aguas claras con acantilados de roca y mucha vegetación. Así, puedes elegir entre 14 lugares distintos para disfrutar tanto de un baño de agua salada como de los rayos del Sol.
La Cala Futadera es una de las más particulares, ya que su poca profundidad le proporciona unas tonalidades que no verás en ninguna otra playa. Además está rodeada de acantilados, por lo que es recomendable que vayas por la mañana si quieres disfrutar del Sol. Ésta que acabamos de citar se encuentraentre la Cala Salions y la Cala Giverols, ésta última con agua de colores verdes y azules.
La Cala Pola ofrece uno de los paisajes más característicos de la Costa Brava; Cala Bona es pequeñita y tiene muy pocos metros de arena; la playa Mar Menuda es ideal para los niños por su poca profundidad y tiene bandera azul; la playa del Reig es tan particular que en ocasiones puedes llegar allí y ver que no tiene arena; la playa Grande, la principal del municipio y desde la que se tienen unas vistas privilegiadas de la Tossa amurallada. Una Tossa de la que por supuesto hablaremos más adelante.
Pero como decíamos son más las calas y playas en las que deleitarte con paisajes de ensueño y baños en aguas cristalinas. Así que también puedes acercarte a la playa d’es Codolar desde la que también tendrás unas bonitas vistas del casco antiguo del pueblo o a la Cala Llevadó. Desde ésta y caminando por un bello sendero llegas hasta la Cala d’en Carlos, una cala pequeña rodeada de vegetación. A su lado está la Cala Figuera, una playa nudista, y después las playas de Llevant y de Garbí, consideradas como una sola y perfectas para practicar deportes de agua. Y como ambas son ideales para los aficionados a los deportes acuáticos, solo por mar desde ellas o caminando entre las rocas se puede llegar hasta la playa de Porto Pi. Así que si optáis por ir en canoa o nadando hasta ella seguramente os encontréis con una playa casi vacía gracias a su difícil acceso. La Cala Morisca es la única de la que todavía no hemos hablado, una playa lejos de la urbanización con un entorno totalmente natural.
Como decíamos, Tossa de Mar tiene muchas playas y calas maravillosas entre las que elegir. Playas y calas que, como pasa con otras de territorio español, nada tienen que envidiarle a las lejanas playas del Caribe. Pero es que además de ser un paraíso azul y verde gracias a su mar y su naturaleza, también es un paraíso de historia.
Y es que en 1931, su recinto amurallado de la Vila Vella fue declarado monumento histórico-artístico. Se trata de la única población medieval entre murallas que existe todavía en el litoral de Cataluña y data del siglo XIII. Hoy en día todavía se mantiene casi todo el perímetro que tenía hace tantos años y de entre toda la fortificación destacan la torre d’en Joanàs, la torre de las Horas y la torre de es Codolar. La primera de ellas es la que domina la bahía de Tossa de Mar, la segunda está en el patio de armas y la última en la playa d’es Codolar.
Antiguamente, el recinto de Vila Vella tenía un castillo, pero en la actualidad ha sido sustituido por un faro. Y en su interior, años atrás había hasta ochenta casas situadas por los diferentes callejones, cuya pared trasera era la de la muralla.
Así, Tossa de Mar ofrece una escapada refrescante y encantadora en sus playas, pero también un viaje en el tiempo y un paseo por la historia de la localidad.