Un paraíso remoto
El archipiélago, situado en el Océano Pacífico entre Nueva Zelanda y Tahití, el lugar ideal para aquellos que anhelan alejarse de las rutas turísticas más convencionales,
Kia Orana! Bienvenido a las Islas Cook, uno de los destinos más hermosos del mundo. Estamos ante el lugar ideal para aquellos que anhelan alejarse de las rutas turísticas más convencionales, un paisaje diferente ribeteado en playas de arena fina, arrecifes de coral, verdes cimas volcánicas y amplísimas sonrisas que arrancan del alma. Un destino que, por bello y desconocido, acaba sorprendiendo y grabándose para siempre en la retina de cuantos viajeros se atrevan a dejarse engullir por sus encantos.
El archipiélago, situado en el Océano Pacífico entre Nueva Zelanda y Tahití, se puede dividir en dos grupos. El grupo del norte es perfecto para exploradores y aventureros ya que sus seis atolones están prácticamente inexplorados. El atolón más grande es Penrhyn con una gran laguna azul de 233 kilómetros cuadrados. Manihiki, por otro lado, es conocido por la producción de collares de perla negra, mientras Pukapuka posee la peculiaridad de tener su propia lengua.
El grupo del sur mezcla atolones de coral e islas volcánicas con un idílico clima, impresionantes paisajes y la hospitalidad de sus gentes. Sus dos perlas son Rarotonga y Aitutaki. La primera es más montañosa y está rodeada por un increíble arrecife de coral. La segunda se apoda la pequeña Bora Bora y hace gala de custodiar una de las lagunas más bellas del mundo.
Los milenarios arrecifes de coral que circundan los atolones cierran las aguas en grandes piscinas naturales, llenas de peces tropicales, tortugas marinas y rojos corales. Bastan unas gafas de buceo para volar sobre el azul. Las Islas Cook garantizan armonía y relax sin descuidar la práctica de actividades al aire libre como snorkel, windsurf y kayak. Hoy te presentamos las perlas del Sur.
Dominada por la que fuera una poderosa pirámide volcánica, la exuberante y verde Rarotonga es capital y centro de las Islas Cook. Se trata de la isla más joven del grupo por lo que, a diferencia de sus erosionadas hermanas, Rarotonga destaca por sus riscos escarpados cayendo a plomo sobre deliciosas terrazas moteadas de plátanos, cocos, papayas y piñas.
La impresionante belleza de Aitutaki escapó a la estela de los marineros sedientos de sangre que sí azotó otras islas en época de los grandes exploradores. Las aguas de su espectacular laguna revelan una enorme variedad de peces multicolor. Perfecta para a bucear entre mil tonalidades de turquesa o, simplemente, tumbarse cómodamente a la orilla del mar con la mirada perdida entre tanta belleza. El bone fishing, por otro lado, es una experiencia que, si se prueba, no se olvidará jamás. Además, Aitutaki está cubierta por una mágica aura romántica. Es muy buscada tanto por los recién casados como por aquellas parejas que buscan una boda memorable.
Y si lo tuyo es la ecología y la aventura en estado puro, Atiu es el sueño de cualquier ecologista y un imán para los más aventureros. Sus playas se hallan aquí y allá, dispersas y aisladas, garantizando maravillosos descubrimientos que vendrán al encuentro de cualquier paseo. Virgen y exuberante, con una densa selva tropical y una meseta central inesperada, su vida es prácticamente igual que hace 25 años. Pequeños huertos prosperan en su rico suelo y el suave aroma de los granos de café tostado de sus plantaciones invade el aire a menudo.
Sin embargo, probablemente el mayor atractivo de Atiu es su inmensa avifauna. Para los ornitólogos esta isla es un auténtico privilegio que permite la visualización de los más exóticos plumajes.
En la densa selva tropical que cubre el interior de la isla, encontramos Anatakitaki, una impresionante cueva que alberga claras piscinas de agua fresca.
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