Jordania la bella
La ciudad perdida de Petra es una de las siete maravillas del mundo. Y no es para menos. ¿Quieres descubrir algunas curiosidades por las que te parecerá aún más fascinante?
La Ciudad perdida de Petra es una de las siete maravillas del mundo y, siendo honestos, no es para menos. Es pura belleza, tanto por la historia que hay detrás como por la magia que derrocha. Se trata de un espectacular enclave arqueológico ubicado en Jordania y que los pobladores denominaban Raqmu.
El nombre de 'Petra', que proviene del griego (piedra), le viene a la perfección. Es absolutamente idóneo. Estamos ante una ciudad que no ha sido construida con piedra sino que va muchísimo más allá. Por ese mismo motivo, hemos querido recoger una serie de curiosidades que hacen de la Ciudad perdida de Petra, algo sencillamente fascinante.
El 80% de la ciudad todavía está sin descubrir
Por eso se le llama “ciudad perdida”, entre otras cosas. Debemos tener en cuenta que nadie supo de ella durante muchísimos siglos, concretamente desde el VI d.C. Cuando todos sus habitantes decidieron abandonarla. Este lugar quedó en el olvido durante mucho tiempo hasta que el explorador suizo Johann Ludwig Burckhardt lo descubriera en el siglo XIX. Todo estaba oculto bajo la arena: Tormentas de arena, terremotos e inundaciones fueron enterrando esta zona hasta que solo el 20%, actualmente, se puede visitar.
Fue esculpida, ¡NO construida!
Esa es una de las grandes características de la ciudad perdida de Petra, a la par que una de las más fascinantes. Este lugar no fue construido, sino que fue excavado y esculpido directamente en la roca. De esta manera, se forma un auténtico conjunto absolutamente único por la que Petra fue declarada Patrimonio de la Humanidad en 1985. Fueron trabajos complejos, sobre todo teniendo en cuenta que en esta ciudad llegaron a vivir más de 30.000 personas, ¡casi nada!
En un inicio iba a ser una ciudad funeraria
En efecto. Aunque llegó a ser ampliada durante esa época denominada como de mayor esplendor, muchos son los investigadores que aseguran que Petra se creó, para los nabateos, como una auténtica ciudad funeraria. De hecho, ellos la bautizaron nada más y nada menos que como “la ciudad para el día de mañana”. Se cree que, al principio, los habitantes de Petra vivían en lo que llamamos “jaimas”, puesto que los edificios que han sido excavados en piedra son, en gran parte, tumbas que datan del siglo III a.C.
Gran ciudad comerciales
Petra, a partir del siglo IV a.C., llegó a ser una gran ciudad comercial por el enclave en el que estaba ubicado. Debemos darnos cuenta de que llegaban a confluir un total de siete rutas comerciales, entre Oriente y Occidente. El pueblo nabateo se estableció en Petra. Se trata de un pueblo nómada árabe que estaba completamente acostumbrado al saqueo de caravanas. Ahora estábamos ante una ciudad rica y próspera, entre otras cosas, por los peajes que cobraban por la seguridad que había en todos sus muros.
Altar de los Sacrificios, algo a tener en cuenta
Por supuesto, además de El Monasterio y El Tesoro. Este Altar de los Sacrificios está ubicado en la cima de una montaña, por lo que domina la ciudad. Se trata de un auténtico lugar de culto para los nabateos. Este espectacular altar está formado nada más y nada menos que por dos obeliscos de unos 6 metros de altura, un altar circular y un “tridinio”. En este último lugar se cree que los participantes en ese sacrificio a los dioses decidían compartir su cena.
Tiene su teatro romano
Reformado por el Imperio, eso sí. Se trata de uno de los grandes hallazgos en cuanto a la ciudad perdida de Petra se refiere. Tiene un auténtico teatro excavado en la roca. En un primer instante, se creía que la construcción era del siglo I y de origen romano. Pero no es así, puesto que ellos solamente remodelaron y perfeccionaron lo que previamente habían construido los nabateos. Lo que más llama la atención son sus gradas, que están perfectamente talladas en la falda de una montaña. Se llegarían a juntar unos 5.000 espectadores.
Orientada de manera astronómica
Una cosa que el pueblo nabateo tuvo muy en cuenta fueron los movimientos del sol a la hora de decidir construir sus edificios. Por ese mismo motivo, la mayoría de las construcciones más importantes de Petra se encuentran orientadas teniendo en cuenta tanto equinoccios como solsticios, así como otros acontecimientos astronómicos. Un ejemplo lo tenemos en el conocido Monasterio ya que en el solsticio de invierno, la luz entra por la puerta para iluminar el altar mayor. ¡Una maravilla!