EXCURSIONES EN LAS QUE SE MIRA HACIA ARRIBA
No tienen por qué encontrarse en edificios que no merecen una visita completa, mirando a todos lados, pero, sin duda, en ellos hay que alzar la vista todo lo posible. Son los techos más impresionantes, los que nadie debe perderse. ¿Cuántos has podido ver?
1. Estación Central de Nueva York. No es un techo más, es el de más historia de Manhattan. Creado conjuntamente con el edificio, muestra parte de las constelaciones celestes, en un tono esmeralda y dorado que, durante décadas, permaneció casi oculto por el hollín y el humo derivado del tabaco que fumaban los viajeros en las salas de espera. Fue pintado por Paul César Helleu y Charles Basing y redescubierto en 1998, tras una gran limpieza. Sólo se dejó un pequeño cuadrado en recuerdo de cómo de sucio quedó.
2. Capilla Sixtina de la Basílica de San Pedro, en Ciudad de El Vaticano. Es la estancia más famosa del Palacio Apostólico y toma su nombre del papa Sixto IV, quien ordenó su restauración entre 1473 y 1481. La bóveda de la misma fue pintada entre 1508 y 1512 por Miguel Ángel y es una de las obras pictóricas más complejas de toda la historia del arte, encargada por el papa Julio II para sustituir la pintura que había en aquel momento a base de un fondo azul con estrellas doradas. Mide más de 500 metros cuadrados y durante cuatro años el artista la pintó completamente solo.
3. Iglesia de San Pantalón Dorsoduro de Venecia. No es la de El Vaticano la única con techo impresionante en Italia. En Venecia se encuentra un trampantojo que parece prolongar la auténtico iglesia mediante columnas y coro de ángeles. Esta obra de Gian Antonio Fumiani del siglo XVII mide 443 metros cuadrados y, eso sí, solo se puede admirar tras pagar 50 céntimos en un aparato que ilumina automáticamente el techo.
4. Metro Solna Centrum de Estocolmo. En la capital sueca también pueden presumir de techos extraños y únicos, especialmente en su estación de metro más singular: la de Solna Centrum, concebida como todo un museo de arte moderno en sí misma, aunque, realmente, es una de las más de 100 que desde 1957 se remodelaron con el objetivo de ser obras públicas memorables. Esta en concreto está pintada en un vivo color rojo sangre, con una silueta en negro. El contraste es espectacular.
5. Templo del Cielo de Pekín. No se queda atrás el techo artesonado de uno de los templos más interesantes de la capital china, aunque realmente el Templo del Cielo es un complejo de edificios religiosos y no solo uno. En esta sala de oración, que fue rematada en 1420, se representan los días, meses y estaciones del año, como si fuera un gigantesco calendario, y todo ello en madera policromada en vivos colores. Lo más impresionante, no hay un solo clavo en sus 38 metros de altura.
6. Mezquita del Shah en Isfahán. Esta ciudad iraní puede presumir de uno de los techos más imponentes de la cultura musulmana. Se construyó a finales del siglo XVI, cuando la ciudad era entonces capital. Allí se usaron nuevas técnicas de cocción de azulejos para conseguir decoraciones como la de este techo, en tonos azules y dorados, con profusión de detalles en blanco y muchísimas partes cóncavas. Fue Rezza Abbasi el que se encargó de su diseño y remate en la primera mitad del siglo siguiente.
7. Gran Hotel de la Ciudad de México. Originalmente construido en 1899, fue el hogar de uno de los primeros grandes almacenes en la capital azteca. Diseñado con un lujoso estilo Art Nouvea, su increíble techo de cristal de colores fue diseñado por el reconocido artesano francés Jacques Gruber y está considerado uno de los más imponentes de toda Latinoamérica. Está a un paso del Zócalo, por lo que es una visita obligada a todo turista en México.