Adiós a Amalia, la 'madre de España': Alejandro Palomas cierra la saga familiar con la que ha conseguido que su madre sea eterna
El autor barcelonés culmina el universo narrativo que abrió con Una madre hace diez años. En Una vida habla de la pérdida, de la sensación de orfandad que nos asalta, tengamos la edad que tengamos, al morir nuestra madre.
Alejandro Palomas
Editorial: Destino
Año de publicación original: 2025
Amalia es una mujer impredecible. Su avanzada edad y su excéntrico carácter hacen de ella una personalidad difícil de controlar. Sus hijos, Silvia, Emma y Fer, se mueven a su alrededor entre la desesperación y la risa. Pero Amalia es una madre tierna, cuidadora, que adora a cualquier ser vivo, enamorada de las flores y nunca les falla a sus hijos, a los que acompaña emocionalmente en cada paso.
Los hijos tendrán que empezar a asumir una verdad ineludible para todos: que tarde o temprano nuestros progenitores van a desaparecer
Aquejada de leves problemas de salud pasajeros, sus visitas al hospital son más frecuentes de lo que cualquiera de ellos cuatro querría. Pero, en uno de esos ingresos, una doctora les da a los hijos la terrible noticia de que lo que tiene su madre no es una infección sino algo mucho más grave, y le quedan pocos meses de vida.
En ese momento los tres tendrán que empezar a asumir una verdad ineludible para todos: que tarde o temprano nuestros progenitores van a desaparecer. Y que su papel, hasta ahora de hijos, se va a tornar en otra cosa, en cuidadores y padres de su propia madre, de la que tendrán que empezar a despedirse. Pero el relato, que debería ser dramático, se convierte en una tragicomedia, porque la vida es divertida.
El universo de Amalia
Amalia, inspirada en la madre del propio autor, ya protagonizó Una madre (Siruela, 2014) y conquistó a miles de lectores. En aquella ocasión la matriarca organizaba una Nochevieja en la que las tensiones típicas de una familia eran suavizadas por el humor, la excentricidad y el amor de Amalia. Contado todo desde la perspectiva del hijo pequeño, de Fer, narrador de toda la saga, la novela era tierna sin caer en lo cursi y divertida sin ser torpe.
Dos años después, Alejandro Palomas decidió darle continuidad a estos personajes con Un perro (Destino, 2016), la descripción del vínculo entre Fer y su perro 'R' tras un desengaño amoroso. Amalia, por supuesto, emerge como ese personaje secundario capaz de acudir en ayuda de sus hijos en sus peores momentos, a los que sostiene con humor y sabiduría.
Diez años después de la primera novela, Alejandro Palomas cierra el círculo literario de Amalia
Un amor (Destino, 2018), por el que obtuvo el Premio Nadal, fue la tercera entrega de la saga. Centrado en la boda de Emma, la hija mediana, la conciliadora, la paciente, el nexo de unión entre los tres hermanos, un secreto del pasado reaparece mostrando el lado más vulnerable de Amalia que, pese a todo, no deja de cuidar de sus hijos.
Ahora, diez años después de que apareciera y tres años después de que la madre del autor falleciera, Alejandro Palomas cierra el círculo literario de Amalia con esta novela en la que nos pone frente a frente con el dolor por la pérdida, con la necesidad de despedirnos, sin perder jamás ese tono tan poderosamente humano en el que el humor se cuela constantemente por las rendijas del drama que trae consigo vivir.
La pérdida de una madre
Porque la prosa de Alejandro Palomas es como un océano en calma: emocionante, profunda, evocadora y con grandes tesoros en su interior: a cada página una metáfora, una imagen, nos ayuda a descubrir sentimientos vividos por nosotros mismos, poniendo en palabras nuestras propias emociones. Una habilidad que también desarrolló al contarnos los abusos que sufrió de niño por parte de un religioso en su colegio en sus memorias Esto no se dice.
Su capacidad para conseguir que el lector empatice con lo que nos cuenta, convierte a Amalia en nuestra propia madre y a cada lector en otro de sus hijos. Como él nos contó en esta entrevista, con estas novelas Amalia se convirtió en la madre de España, para sorpresa del autor y de la propia musa.
Leer 'Una vida' es formar parte de esta familia, a la que pertenecen ya más de 150.000 lectores
Leer Una vida es formar parte de esta familia, a la que pertenecen ya más de 150.000 lectores. Es implicarse en el cuidado de una madre en el final de sus días y es enfrentarse a la pérdida total y absoluta. La que nos desliga definitivamente de lo que somos, de nuestra raíz, de nuestro origen.
Esta novela es una buena manera de enfrentarse al dolor por la pérdida, un buen camino por el que recorrer el duelo y asumir sus aristas, su cruda realidad, pero dulcificándolas y suavizándolas con humor, que siempre ha sido y será el mejor jarabe con el que aplacar los males del espíritu.
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