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Nueva estrategia política

La sorpresiva estrategia de Vox para sobrevivir y que en Génova conocen: no entrar en los Gobiernos del PP

Entre líneas Afirma Vox que no se ve "legitimado" para pedir sillones, cuando la realidad es que el desgaste político que supone gobernar es perjudicial para sus intereses electorales.

¿Desde cuándo los partidos no quieren gobernar? María Guardiola se ha abierto a meter a Vox en su Gobierno para asegurarse la Presidencia de la Junta de Extremadura y resulta que la ultraderecha no quiere. Es la nueva estrategia del partido de Santiago Abascal, que ha entendido que las urnas les premian más cuando influyen desde fuera que cuando se quedan consejerías.

El presidente popular de Aragón, Jorge Azcón, tiene elecciones el 8 de febrero y prevé que esos son los mismos pasos que seguirá Vox en su comunidad, una forma de hacer política que no le convence.

"Creo que Vox no va a asumir responsabilidades, creo que no va a entrar en los gobiernos, que se siente cómodo en la oposición, hablando desde un parlamento diciendo cosas que en muchas ocasiones en la realidad son prácticamente imposibles de cumplir. Creo que es la razón por la que se van de los gobiernos, porque se dan cuenta de que lo difícil de verdad es gobernar", ha espetado este martes en una entrevista en 'Cadena Ser'.

La razón que aducen los de Abascal es que no se ven "legitimados para pedir sillones" aunque, como ha apuntado Ignacio Garriga, sí para "exigir sin duda alguna, un cambio de rumbo total y absoluto en las políticas de la Junta de Extremadura".

El desgaste de gobernar

El partido de extrema derecha se ha salido de gobiernos conformados con el PP en cinco comunidades autónomas (Castilla y León, Aragón, Comunidad Valenciana, Murcia y Extremadura) tras demostrar que en la política diaria, que implica gestionar, además de no aportar mucho, sufría desgaste.

"Para Vox, probablemente no es tan importante dar una imagen de partido de gobierno como de partido que representa el descontento", ha explicado el politólogo Ignacio Jurado a laSexta.

Mientras Vox opta por evitar gobernar, cada vez hay más voces en el PP que apuestan, justo por lo contrario, por invitarles a entrar para que, efectivamente, demuestren que no tienen políticas.

Este martes, María Guardiola ha deslizado esta idea y ha afirmado que "no aguantaron ni un año" en el Ejecutivo murciano. "Si el deseo del señor Abascal es de estar en el gobierno, pues tendrá que haber un compromiso de seriedad, de gestión de trabajo", ha añadido la presidenta en funciones en su primer Consejo de Gobierno.

El andaluz Juanma Moreno sigue la misma línea y el lunes declaró que "Vox solo empezará a bajar cuando entren en los gobiernos y asuman responsabilidades y empiecen a desgastarse y a demostrar que sus políticas no son viables".

Cargos son visibilidad e influencia

Por su parte, más allá de evitar gobernar, lo que sí quiere Vox es ocupar cargos que les den visibilidad e influencia, como puede ser la presidencia de las asambleas autonómicas, mientras obliga al PP a tragar con sus medidas más radicales para garantizarles la continuidad de los gobiernos.

Por ejemplo, en Islas Baleares, el presidente del Parlamento, Gabriel Le Senne, fue protagonista de una sesión en 2024 por romper una fotografía de la comunista y antifranquista Aurora Picornell.

También Castilla y León, donde el presidente de las Cortes, Carlos Pollán se ha negado a retirar del diario de sesiones declaraciones de su compañera, Susana Suárez Villagrá, en las que hablaba de "la dictadura de Sánchez", mientras sí lo ha hecho cuando eran insultos dirigidos a su partido. En Aragón, la presidenta del Parlamento, Marta Fernández, incluso ha interrumpido intervenciones de otros parlamentarios por criticar a Vox.

Un ejemplo más reciente que evidencia este modus operandi es el ocurrido esta semana en el Ayuntamiento de Sevilla, donde los de Abascal han votado a favor de los presupuestos, pero condicionándolos a dos medidas polémicas y cuya prioridad es cuestionable: dificultar el empadronamiento de extranjeros y rebajar las multas en las zonas de parquímetros.

En el caso del "control del padrón", la oposición ha recordado que "no es una herramienta policial". Ni siquiera el alcalde José Luis Sanz ha sabido explicar en qué consistirá o cómo se llevará a cabo. "Acabamos de firmar un acuerdo, habrá que ir viendo", ha declarado a la prensa.

Lo que sí ha hecho es defender que el pacto "no supera ninguna línea roja" y se aleja de lo ideológico, pese a que la portavoz de Vox, Cristina Peláez, ha esgrimido que "ya no habrá dinero para informes fantasmas de cambio climático y la propaganda LGTBI".

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