No es ningún secreto que actualmente hay mucho más talento en el mundo de los monoplazas que en ningún momento de la historia del automovilismo sin tener más volantes disponibles en la Fórmula 1. De esta forma, hombres y mujeres que buscan llegar a la cima del automovilismo tienen que buscar alternativas. Recientemente,
Estados Unidos se está convirtiendo en un destino atractivo y la Indy Lights da la bienvenida a pilotos provenientes de Europa. La Indy Lights es el campeonato telonero de la IndyCar, una competición con monoplazas que parten de una base parecida a la de los coches de GP3 pero adaptados a las exigencias de los circuitos y estilos americanos.
Los coches son mucho menos potentes y veloces que los IndyCar pero a pesar de todo sirven como escuela adecuada para aquellos pilotos que esperan labrarse una carrera al otro lado del Atlántico.
Actualmente y tras diez de las dieciocho carreras del certamen, el líder es nada más y nada menos que Ed Jones. El piloto británico-emiratí debutó el año pasado en la Indy Lights y lo hizo con tres victorias seguidas, finalizando el año tercero. En 2016 busca un título que le debería abrir las puertas de la IndyCar. Aunque compite con licencia de los Emiratos Árabes Unidos y por lo tanto no puede considerarse piloto europeo, compitió en la Fórmula 3 europea y ganó la F3 Open en 2013.
Tras él, Dean Stoneman ocupa la segunda posición pero consiguió acumular cinco podios seguidos entre los que se encuentran dos victorias. La segunda se dio en la Freedom 100, la cita previa a las 500 millas de Indianápolis. Se trata de la cita más importante del año para el campeonato y entre ese triunfo y sus resultados recientes, queda claro que está en un momento dulce. Tras competir en la GP3 a tiempo completo, la GP2 de forma puntual y la Fórmula Renault 3.5 en 2015, ha dado el salto a América con el objetivo de triunfar en la IndyCar. Con su historia de superación personal, debería cuajar bien.
Félix Serrallés, quinto en la general actualmente, es una excepción dentro del campeonato. El ganador de la primera cita de 2016 es de hecho puertorriqueño pero se formó en Europa en varios certámenes de Fórmula Renault 2.0 y la Fórmula 3 europea. Tras no acabar de obtener el éxito esperado, volvió a América y en su segundo año le está yendo bien. Parecido es el caso del uruguayo Santiago Urrutia, que estuvo en la GP3 hace dos años antes de empezar desde cero en América. En 2015 compitió en la Pro Mazda, donde fue campeón antes de subir a la Indy Lights. Con dos victorias, es tercero.
Felix Rosenqvist cumple con el perfil de piloto nórdico que compite en Estados Unidos. En parte, tiene sentido con Stefan Johansson como mánager. El ex-piloto de Ferrari y McLaren en Fórmula 1 estuvo en Estados Unidos durante muchos años, compitiendo allí tras terminar su etapa en la categoría reina. Los contactos de su época le han servido para abrir un nuevo camino para un Rosenqvist que se había estancado tras muchos años en la Fórmula 3 en Europa. En 2016 lo está pasando algo mal, sobre todo en óvalos, pero mejorará. Y lleva una victoria.
En cuanto a André Negrão, es más difícil esperar grandes resultados viendo lo que hizo en Europa tanto en la Fórmula Renault 3.5 como en GP2. El brasileño ha vuelto a América este año y de momento es décimo. Quiere seguir los pasos de Luiz Razia, aunque deseará tener más éxito que su compatriota, que ha tenido que vuelto a Brasil para competir, sin tener un volante a tiempo completo. Tampoco lo tiene a pesar de dos subcampeonatos en la Indy Lights Jack Harvey, tras estar en la GP3. El mejor ejemplo de lo que se puede conseguir en Estados Unidos a pesar de no acabar de brillar en Europa es, más allá del de Alexander Rossi, el de
Max Chilton. El británico estuvo el año pasado en la Indy Lights, donde fue quinto en la general y tras eso subió a la IndyCar con un equipo histórico como Chip Ganassi. Le está costando encontrar el ritmo pero está en el lugar idóneo para conseguirlo. A su lado están Takuma Sato, Carlos Múñoz, Luca Filippi y Mikhail Aleshin, en su día competidores en Europa. Que no le quepa a nadie ninguna duda. En Estados Unidos hay mercado.