Hace veinte años el Mundial de Rallyes presenció una de sus épocas doradas. Y no fue sólo cosa de los primeros World Rally Cars. También estaban ahí la Copa del Mundo Dos Litros y
los espectaculares Kit Cars que en asfalto se permitían el lujo de tutear a los coches que se disputaban el Mundial y hasta de arrebatarles el triunfo en Córcega o el Catalunya. Ante el descontento de las marcas con World Rally Cars, los Kit Cars terminaron muriendo y dieron paso a los S1600 y el Mundial Junior. Luego llegaron los Grupo R y en especial R3 y R2 y hasta
la FIA decidió crear un certamen propio para ellos, WRC3, ante la conversión del Mundial Junior en una copa monomarca, primero con Ford Fiesta R2 y luego con Citroën DS3 R3T. Pero ni por esas. Desde que arrancó WRC3
sus campeones han sido sistemáticamente los ganadores de la monomarca organizada por Citroën Racing (Chardonnet, Lefebvre y Gilbert). Esporádicamente se ha visto algún Renault Clio R3 o Peugeot 208 R2, así como pilotos locales invitados por los organizadores de cada rally, pero todo queda muy lejos de aquellos años en los que SEAT luchaba con el Ibiza Kit Car por conquistar la corona mundial.
La primera razón es obvia.
La FIA y el promotor del campeonato son los primeros que descuidan las categorías teloneras del Mundial de Rallyes. Quienes disfrutéis de la cobertura televisiva del WRC difícilmente podréis recordar imágenes de participantes en WRC2, WRC3 o JWRC e incluso a los privados al volante de World Rally Cars se les cambia de posición de salida para la Power Stage televisada en favor de pilotos oficiales cuyos equipos haya pagado las costosas inscripciones al campeonato. También es cierto que los Grupo R
son coches caros de adquirir, a lo que habría que sumar el coste ya abultado de participar en todo un Mundial de Rallyes. De ahí que el camino lógico parezca participar en una monomarca 'subvencionada' por una marca como la popular 208 Rally Cup francesa, pasar por el Mundial Junior organizado ahora por Citroën Racing y finalmente adentrarse en la abierta categoría WRC2. Pero eso no explica la tremenda diferencia entre el éxito de inscripción que es WRC2 desde sus inicios y la indiferencia que reina en WRC3,
especialmente de las marcas que hace no tanto inscribían equipos oficiales con Kit Cars o S1600, máquinas mucho más caras. Renault hará un intento en 2016 premiando con un programa oficial en WRC3 al mejor de sus trofeos regionales una vez se dispute una suerte de final en el próximo Rallye Monte-Carlo. ¿Supondrá eso un cambio de filosofía para este certamen?