Nueve títulos de Campeón del Mundo de Rallyes y 78 victorias después,
Citroën y Sébastien Loeb separan sus caminos. Lo hacen de una forma que a buen seguro no le hubiera gustado a ninguno de los dos, sin ganar juntos el Mundial de Turismos y con sólo 6 triunfos parciales en dos años.
La firma de los dos chevrones decidía no renovar a la que ha sido su gran estrella durante más de una década. Todo ello de manera unilateral y sin contar con la aprobación del alsaciano. Se cierran así
quince años juntos, con Loeb defendiendo los colores de la marca y siendo el embajador de la firma. Todo aquel al que se le ha preguntado por Citroën lo ha relacionado con Sébastien y viceversa, llevando
al equipo dirigido por Yves Matton a contar con él para el WTCC a pesar de no contar con ninguna experiencia en el marco de las carreras de turismos y sí en Le Mans e incluso pilotando un Gran Turismo.
Y es que
el tirón publicitario del piloto francés es suficiente como para centrar el interés en una disciplina que no suele estar abierta al público en general. Sin ir más lejos, esto se pudo demostrar en 2013, cuando Loeb, junto a Peugeot Sport y Red Bull se propusieron batir el record de la Subida a Pikes Peak. Lo consiguió, con
un tiempo de apenas 8 minutos y 13.878 segundos y además arrastró una audiencia de miles de personas en el viejo continente, haciendo de aquella la edición con más repercusión de la historia de la icónica carrera norteamericana. Esa fue precisamente una
de las pocas ocasiones en la que Loeb fue infiel a Citroën. Además de las carreras con el McLaren MP4-12c GT3 o los Pescarolo LMP1, únicamente se ha subido a otros tres coches que no portaran el habitual logotipo en forma de chevrones. El primero fue
el Ford Focus RS WRC a finales de 2005, cuando M-Sport le invitó a probar su coche con el objetivo de fichar a un Sébastien que por aquel entonces era bicampeón y se quedaba sin equipo debido al año sabático que se tomaban los de Satory (sede de Citroën Racing) para preparar el C4 WRC. Las otras dos ocasiones han sido con ‘alguien de la familia’:
Peugeot Sport.
En el seno de su equipo de toda la vida
parece no haber sentado demasiado bien su nuevo proyecto junto a la firma del león, equipo con el que competirá en el próximo Dakar y junto al que se espera que compita en varias pruebas de la Copa del Mundo FIA de Rallyes Cross-Country 2016 (no descarta también probar el Peugeot 208 RX Supercar el Mundial de RallyCross).
Esa será la nueva vida en 2016 de Loeb, que recibió la noticia de que no tenía sitio dentro de Citroën apenas unos días antes de la disputa de la penúltima cita de la temporada en Tailandia. A partir de ese momento,
una guerra dialéctica se desataba entre ambas partes y el propio piloto galo no dudaba en señalar a los culpables de su salida, entre los que se encuentra Linda Jackson, Manager General y principal responsable de decidir el rumbo del programa deportivo de Citroën y por tanto responsable de poner únicamente
dos C-Elysée TC1 oficiales en la parrilla del Mundial de Turismos 2016, los que pilotarán Yvan Muller y José María López. Error de la marca por
haber tratado a Loeb como un piloto más, no sólo por el impacto mediático que está teniendo esta decisión en Francia, sino porque Sébastien podía ser una pieza clave en el desarrollo del nuevo World Rally Car que pretenden poner en competición en 2017. Únicamente
se puede calificar de triste la frase con la que se pone fin a una colaboración tan exitosa como esta: “
no pilotaré de nuevo para Citroën y no seré embajador Citroën”.