PELIGROSAS Y DESAGRADABLES
Las vibraciones a los mandos de un automóvil son habituales, pero pueden prevenirse con el debido mantenimiento. Estas son las más comunes y sus soluciones.
Durante el verano, las altas temperaturas y las largas distancias recorridas durante las vacaciones ponen a prueba la fiabilidad mecánica de los vehículos. Las vibraciones en el coche, que suelen ser más habituales en esta época del año, pueden ser un signo de que algo no funciona como debería y es crucial identificar la causa lo antes posible para evitar problemas mayores.
Solucionar esa especie de temblores no solo mejorará la comodidad de la conducción, sino que también es importante para la seguridad a bordo del automóvil. Estar atentos a estas señales, que detectará nuestro oído y tacto, así como realizar el mantenimiento necesario antes de que aparezcan, se traduce en menos averías, más garantías y mayor confort. A continuación, las cuatro más comunes, cómo se perciben y sus soluciones.
Las vibraciones en el habitáculo pueden deberse a neumáticos desequilibrados o con el desgaste irregular. Estas leves sacudidas suelen sentirse en el volante, especialmente a alta velocidad. A menudo, este problema no genera un sonido específico, pero puede notarse como un zumbido grave o una vibración continua y eventualmente rítmica.
Solución: realizar un equilibrado de las ruedas en un taller y, de paso, revisar el estado de los neumáticos. Si están desgastados, es recomendable reemplazarlos ipso facto.
Si los discos de freno están deformados (doblados u ondulados), tanto delante como detrás, o las pastillas de ferodo que los accionan están muy desgastadas, suelen causar vibraciones que se perciben en el pedal del freno al aplicar presión. Estas agitaciones normalmente van acompañadas de un sonido chirriante y/o de un tenue golpeteo.
Solución: examinar y, si es necesario, rectificar o sustituir los discos de freno y las pastillas que se acoplan a las pinzas. Lo primero es mucho más caro que lo segundo.
Los meneos en cuestión pueden estar ocasionados por problemas en la transmisión, como un embrague demasiado desgastado, un eje de transmisión defectuoso o unos palieres quebrados. Este tipo de vibraciones se sienten de forma bastante profunda en todo el habitáculo, especialmente cuando se cambia de marcha o cuando se acelera.
Solución: revisar todo el equipo de transmisión, reparando o reemplazando todos los componentes defectuosos. Un cambio de embrague suele ser lo más económico.
El motor también puede vibrar debido a problemas diversos como bujías defectuosas, inyectores sucios o soportes dañados. Estas agitaciones se perciben normalmente en la totalidad de la cabina y pueden ir acompañadas de un sonido irregular procedente del impulsor, cuya intensidad varía según el caso. Suele deberse a fallos de compresión.
Solución: realizar una revisión integral del motor, previo diagnóstico electrónico. Si es necesario, cambiar las bujías, limpiar o reemplazar los inyectores y/o sustituir los tacos.
•Dirección mal alineada o deteriorada
•Soportes de transmisión desgastados
•Juntas homocinéticas defectuosas
•Correa de distribución desajustada