HAZLE CASO A TU COCHE
Nuestros coches son, en general, mucho más "listos" de lo que parece. Prestándoles algo de atención podemos evitar la generación de averías que, ojo, pueden llegar a ser muy costosas.
Las mecánicas de nuestros coches son cada vez más complejas. Su nivel técnico es excepcional, permitiendo obtener unas prestaciones destacables con un nivel de consumo muy reducido, a costa eso sí de una complejidad técnica y constructiva muy elevada, así como unos requisitos de funcionamiento muy concretos. Seguro que has escuchado alguna vez como alguien se quejaba de la cantidad de elementos relacionados con los sistemas anticontaminación que equipa su coche...
Y es que efectivamente, cuando hablamos de motores térmicos (especialmente en el caso de los motores diésel) en los últimos años se ha hecho necesaria la instalación de múltiples elementos anticontaminación para poder cumplir las exigencias de las diferentes normativas anticontaminación. En la actualidad la normativa vigente es la Euro 6.3, muy restrictiva con las emisiones contaminantes, que se endurecerá aún más en 2025 con la aplicación de la normativa Euro 7.
Uno de los elementos más comunes en los motores diésel (y cada vez más en los motores gasolina) es el filtro antipartículas, conocido popularmente como FAP o DPF. El funcionamiento de este filtro es sencillo, ya que básicamente trata de retener la mayor parte de las partículas tóxicas que salen por el escape y, cuando éste se llena, las carboniza mediante un modo de funcionamiento específico para ello.
Es justo en ese punto cuando pueden empezar los problemas, ya que el filtro de partículas necesita alcanzar temperaturas muy altas para que se produzca esa carbonización que permita "vaciar" el filtro. Es el proceso que conocemos como "regeneración del filtro", un proceso que necesita completarse de principio a fin sin interrupciones para que el procedimiento sea correcto y no suponga un problema a futuro, pero pocos conductores saben identificar cuándo su vehículo está en proceso de regeneración y, por tanto, debe seguir trabajando.
Si el coche comienza una regeneración es muy importante dejar que ésta se complete antes de apagar el motor, ya que de lo contrario el proceso no se realiza correctamente. Cuando esto ocurre, el material filtrado se acumula y termina por colmatar el filtro, que deja de funcionar adecuadamente y, por tanto, genera averías. Es posible, eso sí, saber cuándo el vehículo está regenerando, momento en el que es muy recomendable dejarlo arrancado e, idealmente, circulando. Éstas son las pistas que te pondrán sobre aviso:
Una regeneración completa no suele durar más de 5 minutos. En caso de que "nos pille" una regeneración cuando teníamos previsto apagar el coche, es preferible esperar a ralentí y no interrumpir el proceso, pero en caso de tener que detener el motor de forma imperante, intenta circular a altas revoluciones la próxima vez que cojas el coche, siempre con el motor a temperatura de servicio, durante al menos 10 minutos.