EL SECTOR, A FAVOR DEL ELECTRICO
La prohibición de comercializar coches con motor de combustión en 2035 y la de circular por Europa en 2050 se daba por hecho, pero en han aparecido informaciones que ponen en duda este objetivo, incluido el peligro del "efecto Habana".
El futuro del diésel y la gasolina en Europa está en el aire. La decisión final dependerá de las negociaciones entre los diferentes actores implicados: la Unión Europea, los fabricantes de automóviles y los consumidores, y no es que haya, precisamente, consenso al respecto.
La eurodiputada de Ciudadanos, integrante del grupo liberal Renew Europe, Susana Solís, ha señalado que la prohibición de la Unión Europea a la venta de coches de combustión a partir de 2035 tiene una cláusula de revisión en 2027, para que la Comisión Europea evalúe si se están dando "todas las condiciones habilitantes" para cumplir el objetivo para el fin de la venta de coches contaminantes.
"Se examinará en 2027 si la red de puntos de recarga está preparada, si tenemos los materiales, el índice de las baterías, si la demanda de los coches eléctricos evoluciona como debería, si hay recursos para capacitar al personal, para formarse, para transformar a sus profesionales", ha concretado la eurodiputada en el marco del Congreso Anual de la patronal de los concesionarios (Faconauto).
Solís, que ha confirmado que esto "deja la puerta abierta a una revisión sucesiva", ha destacado que la meta de 2035 es algo que "todos tenemos claro", y que cuenta con el "compromiso de todo el sector", al tiempo que ha señalado que "tampoco tenemos que confundir más a la industria y a los ciudadanos".
Sobre la negociación de Euro 7, de la que Solís fue partícipe, ha asegurado que fue tan complicada "como un parto" y que consiguieron darle la vuelta a la propuesta de la Comisión, que era "irracional", con unos tiempos y límites "inasumibles".
"Lo importante, tenemos un Euro 7 que se parece a un Euro 6, pero con filtros para las partículas finas, que son fáciles de implementar, que no incrementa el precio del coche ni un solo euro, porque lo importante es sacar de mercado los coches contaminantes, que es la seguridad crítica de los fabricantes para que puedan dirigir las inversiones a abaratar los coches eléctricos", ha destacado.
Asimismo, Solís ha destacado que "algo está cambiando en Europa", y no es solo por la cercanía con las próximas elecciones europeas, si no porque el Viejo Continente tiene "un grave problema de competitividad en todos los sectores", entre ellos el del automóvil, mientras que ha apuntado a la próximo legislatura como la del "Pacto Industrial", para la competitividad de las empresas y para la autonomía geográfica.
Por su parte, El Partido Popular Europeo, el mayoritario en el Parlamento Europeo, ha expresado su "rechazo a la política de prohibiciones", incluyendo la de los motores de combustión interna. Además, un representante de Porsche ha reconocido que la prohibición "podría retrasarse".
Estas declaraciones se suman a otras que ya se habían producido en los últimos años, como la del representante del PP europeo en las discusiones sobre los objetivos de reducción de CO2 para vehículos, Jens Gieseke, que advirtió de que la prohibición de la combustión interna puede conllevar el "efecto Habana": el envejecimiento del parque automovilístico europeo.
Las elecciones al Parlamento Europeo de junio de 2024 también podrían influir en este debate. Los partidos "verdes" defienden la prohibición de la combustión interna, mientras que otros partidos son más escépticos con las políticas medioambientales.
La industria del automóvil, no obstante, ya ha tomado una decisión: en 2035 solo venderá coches eléctricos. Sin embargo, Luca de Meo, presidente de la asociación europea de fabricantes de automóviles (ACEA), ha matizado que este objetivo "sea potencialmente viable" si se dan las condiciones.
Es muy probable que se suavice la presión de las normativas sobre la combustión interna en los próximos años. De esta forma, se permitiría la venta de coches diésel o gasolina con combustibles neutrales, como productos de nicho o sujetos a moratorias.
La transición hacia el vehículo eléctrico es un proceso complejo que aún está en marcha. Es importante que todos los actores implicados participen en el debate y que se tomen decisiones que sean beneficiosas para el medio ambiente y para la sociedad en su conjunto.