SON CLAVES EN LA SUSPENSIÓN
Sernauto ha observado el comportamiento de los vehículos cuando los amortiguadores no funcionan como deberían y ha enumerado estas señales para advertir a los conductores.
Los amortiguadores forman parte de la suspensión de nuestro coche junto a los neumáticos, las estabilizadoras y los muelles, pero su papel es clave dentro de este conjunto. Su trabajo es mantener el vehículo en contacto con la carretera de forma permanente, una misión lo suficientemente importante para que llevemos a cabo un correcto mantenimiento. Sernauto, la asociación española de proveedores de automoción, nos da unas pistas para saber cuándo es hora de revisar los amortiguadores.
Si esta parte de tu coche está en mal estado, la distancia de frenado crecerá hasta un 20% dependiendo de la velocidad a la que circules, de los sistemas con los que esté equipado tu vehículo y del estado del pavimento. Si traducimos este porcentaje a cifras más concretas, esa distancia puede alcanzar los seis metros a 80 km/h.
Los síntomas
Con el objetivo de evitar esta situación que afecta de forma directa a nuestra seguridad y a la del resto de actores de la vía, Sernauto ha reunido una serie de síntomas que indican que tenemos que pasar por el taller. Toma nota y observa a tu vehículo:
· Oscilaciones al conducir.
· Manchas de aceite detrás de las ruedas.
· Vibraciones en el volante aunque el pavimento esté en buen estado.
· Señales de desgaste irregular en los neumáticos.
· El coche se hunde más hacia la parte frontal, se desvía hacia los lados o es difícil de controlar cuando frenamos en seco.
Los peligros de unos amortiguadores en mal estado
Con que un solo amortiguador de los cuatro que lleva un coche esté desgastado, la distancia de frenado aumentará hasta 2 metros. Esto se produce porque los amortiguadores no estabilizan la carrocería debido a la inercia de la velocidad y al peso del vehículo. Por lo tanto, pierden el contacto con la carretera, la tracción y el control disminuyen y la distancia de frenado aumenta. Esto supone la diferencia entre una maniobra segura y un posible accidente.
Si, además, las condiciones climatológicas son adversas, la situación se complica porque llega el aquaplaning. Con el tiempo en contra, unos amortiguadores en mal estado facilitan que el agua de la lluvia, por ejemplo, se cuele entre la superficie del neumático y el asfalto. La consecuencia directa es que se reduce o anula la adherencia, la dirección es menos estable y se pierde el control. Si añadimos la velocidad, el resultado es un coche que flota sobre sus ruedas.
20.000 y 80.000 kilómetros
Por ello, desde Sernauto nos dan dos cifras relacionadas con el mantenimiento de los amortiguadores de nuestro coche. Lo aconsejable es revisar su estado cada 20.000 kilómetros y sustituirlos cuando hayamos acumulado 80.000 kilómetros. La razón es sencilla: llegado ese momento ya han perdido muchas de sus prestaciones. Eso sí, ten en cuenta que este kilometraje es una referencia y dependiendo del modelo de coche que tengas, del uso que le des, de tu estilo de conducción, del estado del asfalto… puede variar.