Normalmente, los fabricantes de automóviles no suelen ocultar sus apariciones
en el circuito de Nürburgring, menos cuando estos intentos se saldan positivamente. Volvo ha querido mantener en secreto lo que hicieron en el Infierno Verde hace ahora un año, justo
después de la carrera disputada del Mundial de Turismos, la cual sirve también como prueba telonera del verdadero plato fuerte del fin de semana, las 24 Horas de Nürburgring. Volvo aprovechó su presencia en el circuito germano para poner a prueba
su último cazagigantes, el S60 Polestar, en el cual además de mucho trabajo invertido, también se pueden apreciar numerosas sinergias respecto a la variante de competición de dicho modelo, la cual se ejecuta en el WTCC bajo el reglamento actual de los TC1. Sin renunciar a su imagen sobria, este S60 se comporta como
todo un deportivo en Nürburgring, hasta tal punto que su tiempo es capaz incluso de batir al de modelos a los que se le atesora un mayor rendimiento. En total, la vuelta más rápida realizada por la
variante más radical del S60 es de apenas 7 minutos y 51,1 segundos, algo que le permite batir al BMW M4 por un segundo y que incluso le convierte en la segunda berlina cuatro puertas más rápida que ha rodado en el Infierno Verde, únicamente superado por el
Alfa Romeo Giulia QV, el cual llegó a apuntarse un despampanante 7:39 en la icónica pista germana. Aun así, el crono del modelo sueco le permite estar por delante de modelos como el Lamborghini Gallardo LP 560-4 o el Porsche 911 Turbo (generación 997). Quién iba a decir que
tras ser comprada por Geely en 2010 estaríamos hablando siete años después de una Volvo que compite en el Mundial de Turismos y que es capaz de crear
vehículos de tracción total con motor turbo de 2.0 litros capaces de entregar hasta 367 CV de potencia. Todo ello (sumado a las manos de un piloto profesional) es suficiente para realizar una vuelta estratosférica en Nordschleife, pero, ¿por qué guardarlo en secreto durante 12 meses?