NORMAS
El mundo del motor colecciona mitos y los radares suelen estar rodeados de ellos: ¿es cierto que no pueden multar por la noche? La teoría se ha encargado de explicar, numerosas veces, cómo funcionan estos dispositivos. Sin embargo, es la práctica quien deja las cosas claras… y los nuevos radares de Barcelona son el mejor ejemplo de ello.
Existe, en el mundo del motor, una creencia que afirma que los radares no multan por la noche porque no pueden. La teoría ha intentado, sin demasiado éxito, rebatir este popular mito: razón por la que la práctica se ha convertido en la mejor fórmula para demostrar que estos dispositivos pueden funcionar las 24 horas del día. El ejemplo lo encontramos en Barcelona.
En enero, los 17 nuevos radares de punto instalados en zonas con alta siniestralidad (5) y en entornos escolares (12) comenzaron a multar… durante todo el día. El Periódico se ha hecho eco de las peticiones que ha recibido el Ayuntamiento de Barcelona para desactivar estos dispositivos fuera del horario lectivo, es decir, por la noche, los fines de semana y durante los meses en los que no hay clase.
La propuesta afirma que su constante funcionamiento tiene un “afán recaudatorio” y que han incrementado el número de atascos porque, cuando no hay clase, la circulación es distinta en las zonas escolares.
El Ayuntamiento de Barcelona ha rechazado la solicitud: creen que desactivarlos sería contraproducente porque 9 de las 23 muertes que tuvieron en los accidentes ocurridos en las calles de la ciudad llegaron en incidentes nocturnos. Además, los siniestros más graves suceden en este período y la velocidad máxima en estas zonas siguen siendo la misma (30 km/h) que antes de la llegada de los radares.
¿Existen los radares nocturnos?
Este ejemplo demuestras que los radares pueden multar durante las 24 horas del día: no se desactivan cuando anochece y se vuelven a poner en marcha cuando amanece. Sí, es cierto que, en el período nocturno, hay menos cinemómetros móviles y Pegasus no está activo porque no dispone de la tecnología necesaria.
Y es ahí donde encontramos la clave: una multa por exceso de velocidad necesita pruebas para ser válida, es decir, la imagen del vehículo infractor. La tecnología es la encargada de capacitar a los radares para que puedan obtener esa fotografía en cualquier situación: también de noche cuando no hay luz natural. Los avances han conseguido que estos dispositivos necesiten muy poca claridad: con ese mínimo pueden interceptar la matrícula del vehículo infractor, que, además, son reflectantes.
Dependiendo del tipo de dispositivo, estarán equipados con un flash (sobre todo los más antiguos), con infrarrojos (presentes en los más modernos) e, incluso, los hay que tienen ‘Modo noche’ igual que la cámara de algunos teléfonos móviles. En muchos casos, el haz de luz es tan rápido que el ojo humano no lo percibe: así se aseguran de no interferir en la conducción de los usuarios de la vía… y por eso algunos creen que por la noche permanecen inactivos. La eficacia de la tecnología que incorporan los radares es más que suficiente para realizar una fotografía con la definición necesaria para interponer la denuncia… de día y de noche.