¿ES POSIBLE PAGAR MENOS?
La mayoría de poblaciones de nuestro país han girado ya el que sin duda es uno de los impuestos más comunes: el impuesto de circulación, popularmente conocido como 'numerito', cuya cuantía varía en función de cada ayuntamiento.
La tenencia en propiedad de un vehículo a motor implica asumir una serie de gastos que no todos los usuarios valoran desde el principio. Y es que el capítulo de gastos e inversiones no se termina con la adquisicíón: si queremos (o simplemente necesitamos) disfrutar de la ventaja de contar con un coche a la puerta de casa siempre a nuestra disposición debemos asumir que tendremos que contar con una cantidad de gastos fijos cada año.
Desde la póliza de seguros hasta el mantenimiento, pasando por los posibles gastos en ITV o en averías y, por supuesto, los mencionados impuestos. Uno de los más comunes, de esos que todos los conductores conocen, es el conocido popularmente como impuesto de circulación. Este gravamen, cuyo nombre real es Impuesto sobre los Vehículos de Tracción Mecánica (IVTM) no es fijo, y su cuantía la fija cada ayuntamiento. Es, por tanto, un impuesto de competencia municipal.
El IVTM tiene carácter anual, de manera que se paga una vez al año, dependiendo también de otros factores como la clase de vehículo que utilizamos, su potencia o la fuente de energía que utiliza. De esta manera, no es lo mismo pagar el IVTM de un vehículo con una potencia fiscal muy elevada que además utiliza gasolina o diésel que hacerlo sobre un pequeño coche eléctrico de potencia moderada.
Las salvajes diferencias en el impuesto de circulación que inunda España
Otra de las grandes diferencias radica en el hecho de que, como ya hemos comentado antes, este impuesto tiene carácter municipal. De esta forma, tal y como pone de relevancia un estudio llevado a cabo por la Asociación de Automovilistas Europeos (AEA.org), las diferencias para el mismo vehículo pueden superar el 900%, una auténtica salvajada.
Según AEA, en España existen 25 "paraísos fiscales" del automóvil, lugares en el que el número de automóviles registrados y dados de alta supera con creces al número de ciudadanos. Este impuesto, que genera en nuestro país casi 4.000 millones de euros, puede diferir entre ciudades aunque estén muy próximas entre ellas. Dentro de los municipios españoles más costosos, aparte de San Sebastián, el informe de AEA menciona los de Vitoria, Bilbao, Tarragona, Barcelona, Lleida, Palma, Ciudad Real, Valladolid, Huelva y Granada.
En cambio, entre las ciudades capitales que podrían considerarse como "un refugio fiscal" se encuentran Santa Cruz de Tenerife, Melilla, Ceuta, Zamora, Cáceres, Palencia, Jaén y Badajoz.